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“Si nosotras no aseamos al paciente, el cirujano no opera”, advierten las auxiliares de enfermería

El colectivo sanitario y los celadores en Avilés denuncian “contratos encadenados de seis días”

Tomé y González, en el centro, charlando con participantes en la concentración, ayer, en el San Agustín.

“Hay más generales que tropa, ese es el problema. Pero lo que tiene que quedar bien claro a quienes nos gobiernan es que si nosotras no aseamos a los pacientes, el mejor de los cirujanos no opera”, sentenció ayer una técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) del área sanitaria avilesina que como “cientos” de colegas eventuales se enfrentan “a contratos encadenados de seis días como máximo”. Califican de “insostenible” esta relación laboral. Por eso ayer se movilizaron a las puertas del Hospital Universitario San Agustín. Su lema: “Dignidad laboral”.

Tomó la palabra Amor Fernández Rodríguez, técnico auxiliar, profesión mayoritariamente en manos de mujeres. Llevaba entre las manos un puñado de folios: “Cada hoja es un contrato que me han hecho desde junio hasta ahora, de seis días el más largo. Esto es insostenible tanto para nosotras, que tenemos que estar siempre a disposición del Sespa (Servicio de Salud del Principado) como para los pacientes”, lamentó. Rosa María Carou, también técnico en cuidados auxiliares de enfermería del área sanitaria avilesina, refrendó sus palabras.

“Todas estas prácticas repercuten en el resto de compañeras cuando nos envían a plantas en las que no hemos estado anteriormente y nos tienen que explicar determinadas cosas del trabajo, y en los pacientes que no reciben la atención que deberían el tiempo necesario. Y repercute también en nosotras, nos mina: no tenemos descansos y vivimos pendientes de la bolsa”. Carou solicitó ayer el respaldo de la Administración y también de los enfermos “para que luchen por su sanidad”.

El pasado noviembre, un grupo de enfermeras y auxiliares (TCAE) eventuales del área sanitaria avilesina celebraron ya una concentración a las puertas del Hospital Universitario San Agustín para reivindicar a Servicio de Salud “que se tomen las medidas necesarias y oportunas para paliar nuestra disconformidad con la gestión tanto de recursos materiales como humanos”. Mostraron entonces su rechazo, por ejemplo, a los contrato de corta duración “y a su encadenamiento, lo cual conlleva una falta de descansos que no respeta la jurisprudencia”. Ayer volvieron a la calle. Y como la situación de “maltrato laboral” no se circunscribe únicamente al área sanitaria avilesina, aunque de Avilés han surgido las voces más críticas, prevén concentrarse próximamente en Oviedo. Les respalda el sindicato SAE.

Ayer, en representación de la central estuvo en Avilés Luisa María Montañés Álvarez: “Hemos solicitado por escrito que se tenga un mínimo de previsión para las contrataciones adecuadas con el fin de que las incorporaciones de los candidatos se hagan con un mínimo de consideración hacia la vida personal de estos y hacia los pacientes que merecen la mejore atención. También pedimos que se adecuen las ratios a las necesidades reales de la actividad asistencial”, precisó.

Participaron también en la concentración, con más de medio centenar de profesionales, la portavoz de Salud de Podemos Asturies, Covadonga Tomé, y la portavoz de Cambia Avilés, Tania González. Ambas denunciaron “la mala gestión” de los recursos humanos por parte de la gerencia del Hospital de San Agustín. Ambas, junto al secretario general de la agrupación, Daniel Ripa, reclamaron mejoras en las condiciones laborales de estos profesionales, técnicos auxiliares de enfermería y celadores.

“Estos colectivos, formados mayoritariamente por mujeres, por cierto, están siendo atacados directamente, en este caso por el Sespa. Pedimos que aquellos aplausos de las ocho durante el confinamiento se convirtieran en políticas buenas en el ámbito de salud y, una de las mejores políticas, es gestionar bien los recursos humanos. En este caso se están haciendo contratos que bordean incluso la ilegalidad”, señaló Tomé, que agregó: “Estas prácticas que se hacen probablemente para ahorrar son inadmisibles y están haciendo mucho daño a personas que durante la pandemia trabajaron como fieras y con un comportamiento ejemplar”.

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