El Ayuntamiento de Avilés y la ONG Accem presentaron ayer su sexto diagnóstico de la inmigración en Avilés, relativo al 2020. El informe evidencia la difícil situación que atraviesan las personas inmigrantes en la villa debido a la pandemia. Además, por primera vez en este estudio –elaborado desde 2010– aparecen las mujeres víctimas de violencia de género en el ámbito familiar. “Cabe reflexionar sobre lo que ha supuesto el contexto de pandemia para estas mujeres”, lamentan los promotores del diagnóstico.

Para Javier Mahía, responsable territorial de Accem en Asturias, hay tres factores claves, derivados de la pandemia, que han repercutido de manera directa en el retroceso de los avances personales logrados por las personas inmigrantes de la región. Por un lado, los cambios en el flujo migratorio a nivel mundial por el cierre de fronteras.

De esta forma, muchos inmigrantes que se vieron obligados a dejar sus países de origen tuvieron que utilizar rutas alternativas, y más peligrosas. Un segundo factor a tener en cuenta pasa por la brecha digital. La pandemia ha acelerado la transformación digital en todos los ámbitos. Lo que supone, según apunta Mahía, una desventaja en acceso a ese tipo de herramientas. Por último, el tercer factor que ha afectado de forma directa a las personas inmigrantes es el impacto que ha tenido la pandemia en el empleo y la actividad económica.

“Muchas empresas se han visto obligadas a regular o despedir a sus trabajadores y las personas inmigrantes han salida damnificadas”, asegura Mahía.

El informe –elaborado a través de la información de 217 personas atendidas por las entidades que participan en el Grupo Local de la Inmigración de Avilés (GLIA) a lo largo del 2020– representa el 7% del total de la población extranjera empadronada a 1 de enero de 2020 en Avilés (3.138).

Entre las principales conclusiones que se sacan del informe destacan seis perfiles que definen las tendencias migratorias en Avilés: jóvenes participantes en programas de acogida integral, hombres con dificultades para cubrir sus necesidades básicas, mujeres en situación de vulnerabilidad sobrevenida, familias con necesidad de programas de acompañamiento social, familias asentadas en la comunidad con dificultades de inserción laboral y familias migrantes por motivos de protección internacional.