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Los Reyes Magos vacunan a los avilesinos contra el desánimo: "No dejéis de soñar y tratad de ser felices"

Avilés recupera el esplendor de la cabalgata y la gente arropa a Melchor, Gaspar y Baltasar: "El formato de calle es el mejor"

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Cabalgata de Reyes Magos en Avilés

Los Reyes Magos de Oriente llegaron puntuales a su cita con los niños de Avilés. A las 6 en punto de la tarde la lluvia daba una tregua para que Melchor, Gaspar y Baltasar pudieran llegar secos al puerto avilesino, donde decenas de pequeños, acompañados de padres, abuelos o tíos, todos ataviados con sus mascarillas, les recibieron efusivamente. Era el preludio de la cabalgata, que comenzó con ligero retraso y recorrió el centro de la ciudad. La tarde y la noche más mágicas del año regresaron a la villa, y solo las mascarillas recordaban la pandemia. “Sed felices y no dejéis de soñar”, pidieron Sus Majestades a los avilesinos.

“Pues es verdad, ¡existen los Reyes Magos!”, exclamaba perpleja una pequeña apostada junto a las barandillas de seguridad del pasillo que comunicaba los pantalanes del puerto de Avilés con los coches que trasladarían a Sus Majestades hasta el colegio de El Quirinal, desde el que partía la cabalgata, que este año estrenaba un recorrido acortado en su longitud por imposición de la pandemia.

Las restricciones sanitarias obligaron el año pasado a eliminar la tradicional cabalgata y sustituirla por una recepción restringida en el pabellón de La Magdalena. Pero la tarde y la noche de ayer, cargadas de nervios, recobraron la magia, las luces, la música y el colorido.

Melchor, Baltasar y Gaspar, a bordo de la lancha que les trajo, ría arriba, hasta Avilés. RICARDO SOLIS

“Ha sido un viaje muy largo, pero ha merecido la pena y ya estamos aquí”, aseguró Melchor nada más poner los pies en Avilés en medio de las voces infantiles que llamaban a Sus Majestades. La comitiva real la integraron más de 300 figurantes, entre los que estaban integrantes de las cofradías Jesusín de Galiana, la Dolorosa, la Soledad y San Pedro de Rivero, además de miembros del colectivo Africanos Asociados del Principado de Asturias.

El Príncipe Aliatar fue el encargado de abrir el cortejo real a lomos de un brioso corcel y escoltado por 14 jinetes, cuyos caballos impresionaron a los pequeños. A continuación, desfilaron los emisarios, que en esta ocasión portaban cazamariposas de grandes dimensiones para que los niños pudieran depositar sus cartas para luego entregárselas a los Reyes Magos.

El Príncipe Aliatar fue el encargado de abrir el cortejo real a lomos de un brioso corcel y escoltado por 14 jinetes, cuyos caballos impresionaron a los pequeños.

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El espectáculo “Sueño Imaginario”, con estrellas, dos de ellas fugaces dirigidas por la Dama del Invierno, daba paso a dos ángeles, encargados de anunciar la llegada de Melchor, que desfiló en su carroza en compañía de la Banda de Gaitas “Esbardu”. Gaspar y su séquito de danzantes, amenizados por música de India, lucieron en medio de abanicos y sables. Baltasar y sus acompañantes, con sones de percusión africana, concitaron los gritos de los más pequeños coreando su nombre.

La esperada cabalgata real contó además con dos unicornios y dos ciervos gigantes guiados por un ángel y una dama de luz salidos de “White Magic & Dreams”, el grupo de gaitas “Urriellu”, el “Taller de ilusiones” –donde los juguetes cobraron vida–, los Transformers, la Banda de Música y el rugido de las Vespas de “Vespartanos de Avilés”, antecedieron a un carro del país tirado por una pareja de bueyes, otro por un caballo y tres más con sus albardas llenas de regalos que anticiparon el paso de un camión cargado de paquetes y el de bomberos, que puso el punto final.

Uno de los espectáculos que animaron la cabalgata, a su paso por la plaza de La Merced. RICARDO SOLIS

El espectáculo colmó las expectativas de los cientos de personas que aguardaron durante horas bajo la lluvia. Y llamaron especialmente la atención los ropajes de Sus Majestades y de toda la comitiva. “Los vi en La Magdalena, pero aquí me gusta mucho más”, aseguró Keila Álvarez, de 4 años, expectante ante la llegada de los Reyes Magos, mientras repasaba su lista de peticiones.

Álvaro Rodríguez García, con 11 años, esperó ilusionado el paso de los Reyes, y también un poco desesperado por la larga espera bajo la lluvia. El año pasado no pudo ver a Sus Majestades en La Magdalena, y el anterior lo había hecho en Piedras Blancas (Castrillón). La cabalgata concitó la atención de pequeños, mayores y también de los jóvenes, aunque fuera “para ver a una amiga que desfila”, como fue el caso de Paula García, Lucas Morán, Sandra Menéndez e Inés García, todos ellos de 13 años. El año pasado fueron a La Magdalena, pero al igual que otros avilesinos, prefieren la calle, “porque es más festivo, más bonito”.

"Nadie se siente tan alto como en hombros de un ser querido, nadie está más cerca de las estrellas"

Rey Melchor

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La cabalgata continuó desfilando por el centro de Avilés, y niños y mayores fueron tomando posiciones ante el Ayuntamiento, para escuchar a los Reyes Magos. Melchor fue el primero en tomar la palabra. “Como cada año, hemos venido de muy lejos para compartir con vosotros la magia de esta noche. Muchas gracias por recibirnos con tanta ilusión y tanto entusiasmo”. Su Majestad se dirigió a los mayores, a los que agradeció que subieran a los más pequeños en hombros, “porque nadie se siente tan alto como en hombros de un ser querido, nadie está más cerca de las estrellas”. Los regalos, añadió, son para quienes se portan bien, y “es importante portarse bien porque da alegría a todos los demás. Y ese es el secreto de la felicidad: dar felicidad y compartirla”.

Melchor, en su carroza. RICARDO SOLIS

Gaspar fue quien reveló un secreto a los niños y niñas: “Los mayores hoy quieren ser como vosotros, porque tenéis los sueños más bonitos. Y Baltasar hizo referencia a “los tiempos difíciles que vivimos”, pero aseguró que “juntos, con coraje, vamos a salir fuertes. Seguid soñando y no dejéis de ser felices”. Nerviosos, llegó el momento de retirarse. Pero antes de ir a dormir, aún quedaba una tarea: “Hay que preparar la leche, las galletas y el agua para los Reyes”, anunció Keila Álvarez. Después llegaría la magia.

Castrillón, Gozón, Corvera y Soto del Barco agasajan a los Reyes: “No podré dormir esta noche”

“No voy a poder dormir esta noche”, admitió ilusionado y tembloroso el pequeño Guillermo Limeres, de 8 años, durante la cabalgata de Reyes de Piedras Blancas. Los más pequeños, junto a sus familias, tomaron ayer las calles de la comarca. Sus Majestades de Oriente no faltaron a su tradicional visita por Castrillón, Gozón, Corvera y Soto del Barco. Eso sí, con restricciones: sin caramelos, con recorridos más breves y con mayor presencia policial. En Castrillón, los Reyes partieron –entre la lluvia que acompañó también al resto de cabalgatas– desde el polideportivo municipal, encabezados por primera vez por la banda de tambores de la Cofradía del Carmen de Salinas. Antes habían llegado por vía aérea al aeropuerto de Asturias y una vez finalizado el recorrido habitual saludaron a los niños en la carpa navideña. En Gozón partieron de El Crucero y terminaron en la iglesia de Luanco. Sus Majestades contaron con más público que otros años. El recorrido fue algo más largo para facilitar el distanciamiento social. Ya en Corvera, los Reyes Magos recorrieron primero las calles de Las Vegas y luego las de Trasona a bordo de sus carrozas. A su paso por Soto del Barco, los Magos de Oriente terminaron el itinerario posando en la iglesia de San Pedro.

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