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Llenazo absoluto de fantasía en el Descenso de Galiana: “Ni una pandemia ha podido con nosotros”

Avilés deslumbra con el multitudinario retorno del Antroxu y unas peñas entregadas

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Descenso de Galiana en Avilés: la explosión del Antroxu en la ciudad Mara Villamuza

Avilés vivió ayer un Descenso de Galiana multitudinario e histórico. El reencuentro con el Antroxu se tradujo en un llenazo absoluto de ilusión, diversión y fantasía. Avilesinos y visitantes empezaron a conquistar las calles ya a la hora del vermú, hubo tardeo y explosión folixera con el inicio de un Descenso que comenzó más tarde de lo habitual por petición de las peñas y que avanzó con dificultades por la mareona que tomó la ciudad. Los artilugios brillaron más que nunca por la anochecida y las peñas lo dieron todo en el retorno más esperado: “Ni una pandemia ha podido con nosotros”.

Los avilesinos recuperaron la normalidad bajo la espuma. “Esto es como cuando todo era normal”, se oía por las calles. Niños y mayores, padres y abuelos, aguardaron impacientes la aparición de los primeros artilugios, “auténticas fallas” a juicio del artista local y veterano antroxero, Favila.

Pasadas las siete y media de la tarde arrancó el primero de los catorce artilugios, el Aladdín de “Los Disfrutones” en su “Antroxu ideal”, que no se divisó en El Parche hasta ya pasadas las ocho y media. Tras ellos, “Los Arrexuntaos” y su “Alicia en el País de la Sidra”, uno de los grupos más numerosos y que se alzó con el tercer premio. “Este año tenemos más ganas e ilusión que nunca, vamos a darlo todo y a seguir luchando por el Carnaval, que no decaiga”, declaraba Sonia Castillo al inicio del Descenso.

Los de “Una y pa casa” sacaron del libro a los Oompa Loompas de “Charly y la fábrica de chocolate” y “La Pecera”, la peña más señera, sacó a navegar de nuevo la embarcación que surcó Galiana en el año 1988 y que estuvo acompañada de una foca con la que la peña rindió homenaje a Toni Solís, uno de los primeros reyes del Goxu y artífice del “Entierro de la foquina”. “Los Alonso” hasta soltaron globos en su recreación de la película “Up” y los de “Versalles” sacaron el conejo de la chistera en su mundo de magia.

Un cálido aplauso se llevaron los de “La Pecera” y una ovación los de “Ébano”, que deslumbraron con su mundo de fantasía y su coreografía al son de las “Tanxugueiras”. Es esta una de las peñas más numerosas y también veteranas. “Ya bajé el Descenso en la barriga de mi madre y tengo 37 años”, presumió de antroxera Miriam Vázquez. Su artilugio fue este año, “en memoria de Tino y Deisi, a los que perdimos en la pandemia”. Tampoco faltaron las alusiones al covid y la denuncia por la invasión de Ucrania, que tuvo hasta música en directo desde los balcones de Santa Cecilia: “No hay ola que nos tumbe. No a la guerra”, rezaba la vela de la Chalana de Peter Pan de “Fanni Fanns”. “El País de las mascarillas” de la peña “Puntazu” conquistó al jurado, que la aupó al primer puesto del podio. En ese artilugio de cuento bailó hasta un alcalde, el de Cudillero. El segundo se lo llevaron los del “Abuelo Anselmo” con su “Antroxu Interminable”, que tuvo hasta su banda sonora original en directo. Hace veinte años los de “Vehinsa” se alzaron con el triunfo antroxero con un artilugio inspirado en la saga de J. K. Rowling.

Así que en el retorno carnavalero apostaron por repetir tema y surcaron Galiana con el artilugio “Harry Potter y los colgados del Quidditch”. Los personajes de “Toy Story” revivieron con los de la peña “Karma” (“Hasta el Antroxu y más allá”), y los Reyes del Goxu, los de la “Santa Jarra”, que decidieron que el de este 2022 sea un Antroxu de fantasía, lo dieron todo en su particular bosque encantado. Las peñas, esas que dan vida al Antroxu local, brillaron como nunca e incorporaron en sus artilugios a muchos niños y niñas.

Hay relevo antroxero. Pero donde más disfrutaron los más pequeños fue bajo los 25.000 litros de espuma que inundaron las calles. Entre las miles de personas que se citaron ayer en Galiana se encontraba un grupo de italianos que no daba crédito a lo que allí estaba pasando. “Esto en Italia no lo hay”, reconocía Laura Pani entre la montaña de espuma. Afincados en Gijón, ni un instante dudaron en acercarse a la villa cuando supieron de la existencia del tradicional río de burbujas avilesino. “En las fiestas de los pueblos de nuestro país esto no lo hace nadie”, admitía, por su parte, Guiolo Fagnoli a la altura de la iglesia de San Nicolás de Bari. En ese punto, algo más arriba, estaba David Sánchez, de 39 años, junto a sus pequeños.

Antes de que los artilugios desfilaran calle abajo, el avilesino se quejaba tanto por el horario –una hora más tarde este Antroxu a petición de las peñas, para lucir el alumbrado– como por la escasez de espuma. Sin embargo, Sánchez manifestaba sus ganas por volver al Descenso tras la pandemia: “Es nuestro y hay que cuidarlo; traemos a los peques porque hay que inculcarles este sentimiento desde bien temprano”. Desde guajes, reconoce Inés López, de 43 años, lleva acudiendo cada año, sin perder uno, al Descenso de Galiana: “Se nota que había ganas de volver a la normalidad, disfrutar y salir un poco”.

Si Inés acude desde bien temprana edad a la cita central del carnaval avilesino también Alejandro Calvo, de 38 años. “Desde los seis, cada año”, subrayó este vecino teñido de blanco desde el pelo hasta los calcetines. “Hay que cuidar esta fiesta porque ya se notaba que antes de la pandemia estaba decayendo un poco. Antes venía la familia entera al Descenso y bajábamos Galiana de cualquier manera”. Otra de las familias que acudió a la cita de anoche fue la formada por Alejandro Rodríguez, de 45 años; Jéssica Díaz, de 42; y la pequeña de la casa, Laura Rodríguez, de 11.

“Este año lo miramos desde la valla, pero anda que no tenemos bajado por aquí hace años, antes de las restricciones que pusieron”, recordaba este nostálgico de aquellos descensos de los coches de desguace, cuando eran ciertos los artilugios que participaban en la fiesta del sábado de carnaval. Sin regodearse en que tiempos pasados fueran mejores, también hubo muchos que en la tarde de ayer vivieron su primer Descenso, como los hermanos Mateo y Abraham Rubio. “Tenemos muchas ganas de jugar con la espuma”, contaban eufóricos entre saltos.

Pese a su corta edad, Daniela García, Cristina Figueiro, Paula Ferreiro y Martina García, de entre ocho y once años, presumían entre la espuma de ser unas auténticas veteranas de la folixa del Descenso: “Llevamos viniendo desde que éramos pequeñas”. Fueron de las muchas que no se olvidaron de completar el disfraz con la mascarilla que tanto reclamaron en poner días previos desde la organización.

Y ellas fueron de las que cumplieron a rajatabla las recomendaciones: “Sabíamos que la íbamos a mojar y por eso traemos una mochila con muchas de recambio”. Varios cubre bocas de repuesto llevaba también Guillermo Fernández, de 11 años. “Lo pasé en grande, menos en un momento que tragué espuma”, comentaba su hermano Eduardo, de 8 años. Pasadas las diez y media quedó despejada la calle Galiana dejando ya para el recuerdo un Descenso histórico por participación y por simbolismo. La fiesta se alargó hasta la madrugada en El Parche con la música de “Top Leader” y del espectáculo musical “Renovation Experience”. El Antroxu regresó y venció.

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