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La avilesina Lara A. Garrido, vigía de la herencia hispana en Nebraska

La joven optó por emigrar para sacar su doctorado en Lenguas Modernas y trabajar en la Universidad de Lincoln, mientras sueña con regresar algún día a Asturias

Lara A. Garrido en el entorno de la Universidad de Nebraska, en Lincoln

Son casi 7.300 kilómetros la distancia que separa Asturias de Nebraska, y son los que ha recorrido Lara A. Garrido para trabajar y seguir formándose en la Universidad de Lincoln, donde imparte clases de lengua, cultura española y feminismo, a la vez que prepara su doctorado. Su deseo, casi su sueño, es volver a Asturias, “el lugar más bonito del mundo y donde mejor se vive”, sin embargo, trata de ser realista y añade que “a lo mejor es demasiado ambicioso”, así que a corto plazo confía en poder regresar al menos a Europa.

Lara Garrido vivió sus primeros años con sus abuelos en el barrio avilesino de La Luz, para después trasladarse con su madre y su hermano a Coto Carcedo, en Castrillón. Se diplomó en Turismo en la Universidad de Oviedo, y se licenció en Traducción e Interpretación en la Universidad Alfonso X El Sabio. Posteriormente obtuvo el Certificado de Aptitud Profesional (CAP) y el Master en Estudios ingleses avanzados y Lenguas en Contacto en las universidades de Salamanca y Valladolid. En la actualidad cursa el tercer año del programa de Doctorado en Lenguas Modernas en la Universidad de Nebraska.

“Me diplomé en turismo por el amor a los idiomas. Hice mi último año con una beca Erasmus en Tralee, Irlanda, y ahí pude estudiar todo en inglés, francés y alemán, lo que me animó a seguir persiguiendo los idiomas. Así me licencié en traducción e interpretación y me gustó mucho, además empecé a dar clases de idiomas y por eso hice el CAP. Sin embargo, después de 10 años dando clases decidí que quería seguir formándome para poder acceder a puestos de educación e investigación en educación superior, y por eso empecé con el máster y ahora el doctorado”, explica.

Así que, con 21 años, hizo las maletas y se fue de España porque “quería hacer uso pleno de los idiomas, pero además me pagaban más que en los trabajos que me ofrecían en mi país”. Inició así un largo camino e incluso en ocasiones frustrante. “Cuando volví de EEUU en 2009 tras haber dado clase en una universidad neoyorquina con una beca Fulbright, solo conseguí trabajo temporal en un colegio y algunas horas en una academia de inglés. Después de trabajar como jefa de sección en un colegio de educación secundaria del Reino Unido en 2018 para hacer el master, sólo encontré trabajo en academias de inglés. Cuando terminé el master comencé en el programa de doctorado de la Universidad de Valladolid y conseguí una plaza para dar clase en la universidad, pero el sueldo no me permitía vivir sin tener un segundo e incluso un tercer trabajo. Al final acepté una oferta de la Universidad de Nebraska-Lincoln donde me iban a pagar un sueldo con el que puedo vivir por dar clases al mismo tiempo que hago el doctorado”, relata.

Su familia, que migró de Zamora a Asturias en busca de un futuro mejor, entendió que era normal que quisiera ganar experiencia en el extranjero para encontrar un trabajo mejor en España. “Cuando vieron que no era así, comprendieron que ir a otro país era lo que quería hacer”.

Su primer trabajo en el extranjero fue en una tienda de ropa en Irlanda, y después como jefa de recepción y coordinadora de eventos en Alemania y en Londres. También trabajó como profesora de lenguas en centros de secundaria y bachillerato y como traductora e intérprete en Alemania y Reino Unido. Ahora, además de dar clases en la Universidad y preparar su doctorado, sigue haciendo trabajos de traducción e interpretación. Además, se encarga del centro de tutoría y escritura en español del departamento, está en el comité graduado, participa en la organización de conferencias para la universidad y colabora en una iniciativa de compromiso con la comunidad de hablantes de herencia en el estado de Nebraska. “El servicio a la comunidad es vital para demostrar que el mundo académico no sólo se compone de catedráticos que dan clases o que investigan”.

Lara sabe que “lamentablemente” en España no tendrá las mismas oportunidades que en Nebraska, al menos de momento. Y asegura que una de las cosas que más le ha sorprendido en Estados Unidos “es la facilidad con la que se encuentra trabajo y se cambia de trabajo”, al contrario de lo que ocurre en España. Por eso entiende que en su país tienen que cambiar muchas cosas para que la juventud sea más independiente. “Siempre me ha parecido que la meritocracia y la experiencia deben prevalecer sobre otros criterios”, defiende.

Lara A. Garrido (1984) estudió en el colegio Paula Frassinetti, de Avilés, hasta que entró en la Universidad de Oviedo. Posteriormente se licenció en la Universidad Alfonso X El Sabio, y se especializó en las de Salamanca y Valladolid. Desde que se marchó a Estados Unidos no ha podido regresar por la pandemia del covid-19.

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