La primera promoción de expertos en ciberseguridad y hacking ético que saldrá de las aulas del Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) de Avilés aún está en el horno pero a sus integrantes –una veintena de apasionados por las nuevas tecnologías en la que solo hay una mujer, Cristina Santervás– ya se los disputan las empresas. Tanto es así que a Javier Peña, un alumno veinteañero, le contrató hace una semana una empresa líder asturiana del sector de la distribución alimentaria para que se integrase en su equipo informático “incluso a sabiendas de que no he completado este curso de especialización”, recalca.
Peña y la empresa que le ha fichado han convenido que compaginará trabajo y formación durante dos años –el tiempo que dura el módulo en el que está matriculado– con el objetivo de especializarse en técnicas de blindaje del que ya se ha convertido en el mayor punto débil de cualquier compañía, ya sea grande o pequeña: su actividad y exposición en el ciberespacio. “Tengo un horario laboral adaptado para poder venir a clase; van a ser dos años duros, pero estoy supermotivado y muy contento por poder formarme y trabajar en lo que me gusta”, explica el alumno.
Ni mucho menos el caso de Peña es una excepción. Manuel Fernández tiene 42 años y dice llevar desde los 23 trabajando como informático en tareas de programación y mantenimiento. Al saber de la oferta del módulo especializado en ciberseguridad que lanzó el CIFP Avilés pidió la cuenta en su empresa y se apuntó. “Me apetecía actualizar conocimientos y diversificarme como informático, mucho más si es en materia de ciberseguridad”, explica sobre las razones de su presencia en el curso de hacker ético. Preguntado por sus expectativas sobre la vuelta al trabajo asegura con total firmeza que eso no le inquieta: “De esto encuentras trabajo de un día para otro, nos rifan”.
Los responsables del máster en ciberseguridad en entornos TIC que imparte el CIFP Avilés, Guillermo González-Benito, Luis Manuel Álvarez y Pablo Hierro, suscriben el optimista punto de vista del alumno sobre la buena salida laboral que tiene la informática, en general, y la especialización en seguridad, en particular. “En la actualidad es la profesión con mayúsculas, hay mucha oferta de trabajo y remuneraciones más que decentes”, manifiesta González-Benito. Y eso, que según añade, “todavía muchos empresarios nos ven como a los porteros de discoteca, que tiene que haberlos para controlar la seguridad en los locales pero son improductivos; pero eso cambiará pronto, de hecho ya está cambiando, porque el nivel de las amenazas aumenta cada día y el número de las mismas crece exponencialmente”.
Un fenómeno que no deja de crecer
Los ciberataques se han multiplican desde la invasión rusa de Ucrania y según los expertos se hacen cada vez más frecuentes, diversos y complejos. Empresas que tienen actividades en Rusia declaran sufrir hasta un 1.000 por ciento más de intentos de violación de su seguridad digital en las últimas semanas. Uno de los casos recientes más mediáticos fue el de la compañía eléctrica Iberdrola, pero eso es solo la punta del iceberg; solo en España se produjeron de media 40.000 ciberataques cada día durante 2021, lo que supuso un incremento del 125 por ciento con respecto al año anterior.
Los expertos en ciberseguridad que forma el CIFP Avilés serán el primer bastión cien por ciento asturiano entrenado para contrarrestar a los “hackers malos” (piratas informáticos). Ellos serán los “hackers buenos”, a priori una minoría: “Los ‘malos’ son muchos más y se pueden pasar 18 horas en el ordenador viendo a ver cómo la lían; el profesional de la ciberseguridad tiene un contrato de 8 horas y luego se va para casa. Es una batalla desigual, pero hay que librarla con esas reglas”, comenta Guillermo González-Benito.
Programa docente
La articulación formal del curso de especialización en ciberseguridad que imparte el CIFP Avilés se estructura en un programa docente de dos años que incluye módulos de hacking ético, incidentes de seguridad, bastionado de redes y sistemas, puesta en producción segura, normativa y análisis forense, un campo de conocimiento este último que comprende las técnicas usadas para extraer la información de cualquier soporte sin alterar su estado, lo que permite buscar datos ocultos, dañados o hasta eliminados.
La idea del máster cristalizó en lo que el CIFP Avilés llama la “Hackademia”, presentada como un portal para la investigación y formación abierta en materia de ciberseguridad. El objetivo es crear materiales propios y de calidad y aglutinar en una plataforma debidamente estructurada toda esa información y la que resulte útil de la mucha que existe, pero caóticamente esparcida, en internet.
Proyecto en red
El proyecto lo lidera el CIFP Avilés pero tiene más socios: los también centros de Formación Profesional vascos Zubiri Manteo y Eibar-Ermua, la Universidad de Oviedo –una vía para tender puentes entre dos estamentos educativos entre lo que no abundan las colaboraciones– y la Asociación de Ciberseguridad y Hacking Ético de Asturias (ACHEA). Tal conjunción de entidades y el original propósito de fondo llamaron la atención de Caixa Bank, que seleccionó el proyecto como uno de los 30 más innovadores de la FP española y decidió aportar financiación para llevarlo a cabo.
Tanto los promotores de la “Hackademia” como la entidad que ha decidido apoyarla en su nacimiento reparan en dos hechos que aspiran a corregir: la brecha laboral del sector y el desequilibrio entre sexos. La primera se refiere a que existe la previsión de que las empresas ofertarán 83.000 puestos de trabajo en ciberseguridad en 2024 frente a los poco mas de 42.000 demandantes de empleo formados en la materia. La brecha de género –toque de atención sobre el paso adelante que deberían dar las mujeres en este sector– constata que solo el 18 por ciento de las graduadas en ciberseguridad son mujeres.
