"Una procesión sin gaita es como un jardín sin flores", sentenció Ángel Díaz, gaitero. Él fue el encargado de ponerle banda sonora a la procesión Sacramental y de La Magdalena, junto a Silvia Mallo, al tambor. Sus trajes pusieron la nota de color a una celebración con encanto y mucho raigambre en la parroquia: "Hace mucho calor pero la vestimenta completa no puede fallar", aseguraba Mallo.
La celebración eucarística y la procesión completó todo el aforo de la iglesia de la Magdalena, cuya unidad pastoral alcanza, además de La Magdalena, a la de Cristo Rey de Versalles y San Agustín. La misa estuvo presidida por el párroco David Cuenca y el diácono José Javier Alumbreros, quien tuvo unas palabras muy emotivas para todos los vecinos y especialmente, para las abuelas del barrio. Alumbreros, estableció una semejanza entre María Magdalena y las abuelas: "Ellas son capaces de llorar en silencio y al mismo tiempo servir, entregándose por los demás hasta el final", aseveró durante la celebración religiosa
Entre los asistentes, se encontraba el nieto del fundador de las fiestas de la Magdalena, Luis González Rodríguez, cuyo abuelo Manuel Rodríguez, era conocido como "Tiruliru". Para González, Santa María Magdalena es "lo máximo, no hay otra igual". Para todos ayer, en La Magdalena, fue una fecha muy emotiva.