Final feliz al suceso que tuvo en vilo a Castrillón. La Guardia Civil ha resuelto satisfactoriamente y sin que nadie resulte herido el episodio de violencia que protagonizó en Piedras Blancas (Castrillón) un hombre de 41 años que se atrincheró en el domicilio paterno y portando un cuchillo profirió graves amenazas.

Agentes de la Benemérita han logrado aplacar al varón, que al parecer se alteró psíquicamente tras herirse en la casa paterna. Una vez controlada la situación se ha procedido al traslado de esta persona, realizado por personal médico y personal de Guardia Civil, hasta un centro sanitario para su tratamiento.

A diferencia de lo que se creyó inicialmente, el protagonista de este suceso no atacó en ningún momento a su padre, sino que la sangre con la que fue visto el progenitor por la calle era consecuencia de las heridas que se produjo su propio hijo con un plato roto.

Al lugar se han desplazado varias dotaciones de las fuerzas de seguridad que desalojaron la calle y establecieron un cordón de seguridad ante la posibilidad de que alguien resulte herido en el curso del operativo.

La visión de agentes del orden portando armas de largo alcance y fusiles de asalto, más la tensión vivida en la casa donde el joven se encerró alarmó a l vecindario, estupefacto por unas escenas más propias de una película que de la apacible vida cotidiana en Piedras Blancas.

Un negociador de la Guardia Civil ha sido decisivo en la tarea de convencer al atrincherado para que depusiera su actitud. Según personas conocedoras de la familia la persona protagonista de este suceso tiene entre 35 y 40 años y desde hace años se encuentra en tratamiento por problemas de salud mental.