Cada 8 de septiembre San Adriano se convierte en el epicentro festivo de Castrillón. Decenas de romeros participan en la fiesta, muchos atraídos por la tradición curativa del santo y otros, que simplemente quieren disfrutar de una jornada con familia y amigos alrededor de una mesa. La fiesta recobró en este 2022 de la vuelta a la normalidad todo su esplendor.
El peregrinaje a San Adriano comenzó pronto, como manda la tradición. Fueron muchos los que optaron por la ruta a pie, aunque también hubo quienes optaron por el coche. A la una de la tarde comenzó la tradicional misa y la posterior procesión, que contó con la participación de la Banda de Gaitas de Castrillón.
Antes y después de los oficios religiosos, fueron muchos los devotos que se aproximaron a la imagen del santo para pasarse las cadenas en la ermita, templo del siglo XII. Esto es así porque el santo, según los más devotos, obró milagros con personas aquejadas de enfermedades reumáticas.
Tras los sones de las gaitas, los encargados de animar la sesión vermú fueron los miembros del grupo "Fesoria a les ortiques", que marcaron al compás mientras los romeros se sentaban en torno al mantel para disfrutar de una comida campestre. El menú fue tan sencillo como variado: empanadas, filetes rusos, tortillas, embutidos y entre los postres hubo hasta marañuelas. No faltaron las botellas de sidra y los brindis con vino para acompañar una jornadas festiva que estuvo marcada por una temperatura agradable acompañada, en algún momento, de cierta brisa que ayudó a sofocar el calor. Ya con el estómago lleno, la fiesta continuó con una misa rezada en la capilla de San Adriano que comenzó a las seis de la tarde en la ermita.
Poco después de la homilía, comenzaron a sonar los primeros acordes de la orquesta "D Noche", que animó a los presentes a bailar en esta tradicional romería que pone el broche a los festejos de San Adriano, una celebración que castrillonenses y visitantes festejan en familia en la recta final de la temporada estival.
