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La flota cierra la costera de xarda con una caída de capturas del 26%: "No fue buena"

El mejor precio medio de la historia, 1,65 euros el kilo, no consuela a los pescadores: "Los costes de explotación también se han disparado"

Descarga de xarda en el muelle de Luanco. MARA VILLAMUZA

Los dos centenares de embarcaciones pesqueras asturianas censadas en las categorías de artes diferentes al cerco y el arrastre han dada por concluida la costera de la xarda (caballa) iniciada en marzo, una campaña atípica tanto por el total de capturas comercializadas en las rulas de la región (un 26 por ciento menos que en 2021) como por la especial dificultad para pescar el pescado y el notable precio de cotización –1,65 euros el kilo–, el más alto de la serie histórica.

Para interpretar acertadamente los datos –menos capturas, más valor de las mismas– es imprescindible añadir a la ecuación el encarecimiento de los gastos de explotación de los barcos, en especial el gasóleo. "Es verdad que el precio medio de la xarda en esta costera fue mucho mejor que en años pasados, pero no es menos cierto que los gastos de salir a faenar, con el precio del gasoil por las nubes, también se multiplicaron. El resultado es que lo fue lo comido por los servido y los beneficios de la venta de la xarda quedaron diluidos por el pago de facturas; no fue una buena costera", asegura el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García Méndez.

Los pescadores que pescan xarda con artes diferentes al cerco y el arrastre –estos colectivos tienen cupos singularizados– destacan que en el desarrollo de la costera recién finalizada fue determinante un factor que ya sufrieron en los dos años precedentes: el pescado estuvo "muy calado" (a gran profundidad para lo que suele ser habitual), apenas se acercó a la costa (lo que entraña más horas de navegación y más consumo de carburante) y careció del voraz apetito que en pasadas costeras le llevaba a morder los anzuelos casi sin falta de cebarlos con carnada.

Con una costera de xarda tan alargada en el tiempo que se ha cerrado en la primera quincena de septiembre, cuesta trabajo creer que hace solo seis años la flota había consumido todo el cupo de xarda en el mes de abril. Aquel año, 2016, fue el último de costeras explosivas de caballa, una época en la que el Gobierno de turno dictaba medidas para modular el esfuerzo pesquero al objeto de alargar en el tiempo la campaña. Paradójicamente, la flota de artes menores ha pasado de pescarlo todo en un mes a no conseguir, siquiera, agotar todo el cupo asignado en medio año.

La campaña de bonito seguirá en otoño

El consumo de cupo de bonito ha seguido estancado en los primeros días de septiembre –el porcentaje gastado a fecha del pasado viernes era el 75,8 por ciento– y en consecuencia los pescadores disponen todavía de la cuarta parte del total de kilos asignados a principio de año para esta pesquería, lo que hace pensar a los profesionales en que por primera vez en mucho tiempo la costera del atún blanco se extenderá al otoño.

La sucesión de días con mal estado de la mar propició el amarre de la mayoría de las embarcaciones pesqueras dedicadas a la pesca del bonito hasta que las condiciones sean más favorables. A juicio de los profesionales del sector, esta situación –una pesca regular, moderada y mantenida en el tiempo– favorece los intereses de la cadena del sector pesquero: extractiva y comercializadora. Y es que tanto la segunda quincena del mes de agosto como el mes de septiembre son épocas idóneas para capturar las mejores piezas de bonito del norte y para su comercialización.

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