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Bruselas consuma el veto a las artes de fondo, la "ruina" para la pesca del pincho

"Que la gente haga fotos a los besugos y las pegue en un plato, porque eso comerán a partir de ahora", advierte el presidente de las cofradías

El pescador de pincho Ismael Marqués ceba los anzuelos del palangre con carnada durante una jornada de pesca.

"Si este despropósito sigue adelante, y parece que Bruselas está por la labor de que así sea, la repercusión en la pesca asturiana será demoledora: más de la mitad de los barcos quedarán condenados a amarrar y sus tripulaciones tendrán que irse para casa". Esta fue la lectura que hizo ayer el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García Méndez, del anuncio de que el Ejecutivo comunitario ha decretado el cierre a la actividad pesquera extractiva en más de 16.400 kilómetros cuadrados (87 caladeros) para cualquier aparejo de fondo, ya sea móvil o de artes fijas, con el pretendido objetivo de "proteger y restaurar la vida marina".

La decisión de Bruselas, conocida vía comunicado de prensa, ha enfurecido al sector pesquero de toda la cornisa Cantábrica, que lleva meses con la mosca detrás de la oreja viendo venir el órdago de la Comisión de Pesca. Con lo que nadie contaba era con que el proyecto que restringe la actividad de la pesca de fondo en aguas del cantil europeo cobrase cuerpo tan rápido, sin realizar consultas a los afectados, sin el apoyo de informes científicos rigurosos y en contra del criterio político de varios estados miembros, entre ellos España.

"Para que lo entienda el común de los ciudadanos: impedir la pesca de fondo significa, entre otras muchas cuestiones negativas, que la gente ya puede ir haciendo fotos a los besugos y pegarlas en un plato, porque en cuanto la prohibición adquiera fuerza legal eso es lo único que van a poder comer", manifestó el líder de los patrones mayores de los puertos asturianos. Adolfo García Méndez utiliza como símil el besugo –una de las especies que se captura con palangre de fondo– pero la medida también afecta, según los pescadores, a la popular "merluza del pincho", la que pesca desde tiempos ancestrales y ha dado fama nacional a la flota de Cudillero.

"Ahora entendemos el Brexit. Es la propia Comisión Europea la que propicia el euroescepticismo. Estamos asqueados, es lamentable. Nos lleva por delante", condenó el gerente de la potente Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Edelmiro Ulloa. El presidente de las cofradías asturianas secunda la indignación del gallego: "Así empezó el Brexit: con la pesca. Que anden jugando, que igual los próximos que tensamos la cuerda para salirnos del mercado único somos los españoles".

La exclusión de los barcos que utilizan aparejos de fondo de 87 caladeros se "perpetró" –por emplear la terminología que manejan los pescadores– sin diálogo con el sector ni información clara del impacto de esa actividad pesquera en el fondo marino, como admitió hace apenas cuatro días el propio comisario de Pesca, Virginijus Sinkevicius: "La Comisión solicitó al Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) que emitiera dictámenes en los que se determinaran zonas en las que existan o sea probable que existan ecosistemas marinos vulnerables", indicó en una respuesta parlamentaria firmada el día 12.

Que "sea probable" el daño a los ecosistemas basta, a juicio de Sinkevicius, para comprometer la viabilidad de las flotas de arrastre, palangre y artes menores. "Los cierres afectan a los buques equipados con redes de arrastre de fondo, dragas, redes de enmalle de fondo, palangres de fondo, nasas y almadrabas", aclara el comunicado oficial. Una bomba de racimo con alto potencial de destrucción sobre un centenar de pesqueros asturianos, todos usuarios de artes de pesca artesanales, fundamentalmente anzuelos.

Es difícil, no obstante, determinar el grado real de daño que va a infringir esta controvertida estrategia de protección ambiental al sector pesquero teniendo en cuenta que no se ha difundido todavía su articulado en el Diario Oficial de la Unión Europea. Por ejemplo, si la prohibición va a afectar a cualquier arte de pesca que toque el fondo del mar, aunque no alcance los 400 metros de profundidad. En este caso, la sombra de desaparición de la flota artesanal sería muy espesa.

Si el sector opta por iniciar una batalla judicial, en espera en todo caso del articulado de la decisión, no peleará solo. La Xunta de Galicia –la comunidad vecina tiene el mayor potencial pesquero de la Península– ya ha anunciado que "estará siempre defendiendo los intereses de la flota". Y el director general de Pesca de Asturias, Francisco González, ya ha manifestado es estas páginas que la norma le parece "excesiva" y que el Principado rechaza –en línea con el Ministerio de Agricultura y Pesca– su implantación.

"Se han echado al monte en su fanatismo por proteger los ecosistemas desde los despachos, demuestran que no les importa nada el sector pesquero y que lo ignoran todo de nuestra actividad. Estamos asqueados", concluye Adolfo García Méndez.

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