Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lorena Busto en la céntrica calle Emile Robín, en Avilés.Mara Villamuza

Busto: "El profesorado y los sanitarios piden la figura de la enfermera en los colegios"

La doctora en Enfermería, trabajadora del Hospital San Agustín, explora en su tesis la atención a alumnos con patologías crónicas: "Se debe empezar por formar a los niños"

Más del 60 por ciento del personal docente y sanitario y de las familias de los centros educativos asturianos reclaman la figura de la enfermera escolar, y en su defecto, que se imparta formación específica para que el profesorado pueda entender y atender los problemas que presenta el alumnado con una patología crónica y cómo afrontar una primera asistencia de urgencias en caso de accidente. Se trata, en definitiva, de implantar un sistema de salud escolar.

Esta es la principal conclusión de la tesis doctoral que acaba de presentar Lorena Busto, enfermera del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, con el título "Enfermera escolar: necesidades percibidas de asistencia sanitaria".

Las enfermedades crónicas más prevalentes entre el alumnado son las alergias, "cada vez más abundantes, sobre todo las alimentarias", afirma la ya doctorada, y el asma. Pero hay otras que, "aunque tengan menor prevalencia, tienen mayor riesgo vital, como puede ser la diabetes o la epilepsia, por poner algunos ejemplos. Y luego están las urgencias que pueden surgir, como una parada respiratoria, y todo ello sin olvidar otras afecciones, como puede ser una crisis de ansiedad", explica Busto.

El estudio empírico para la tesis doctoral se realizó en nueve centros educativos asturianos, con la participación de 134 docentes, y con un total de 132 sanitarios de Pediatría en atención primaria de toda la región y también en los tres grandes hospitales que cuentan con servicio pediátrico: el HUCA, el de Cabueñes y el San Agustín.

"La percepción que tienen los profesores es que están mucho más expuestos de lo que parece a tener que afrontar situaciones complejas si tienen en sus aulas menores con enfermedades crónicas, porque carecen de una formación básica que les permita sentirse seguros y capaces a la hora de afrontar una situación de riesgo. Y esa seguridad es fundamental porque no solo les resultará más fácil actuar, sino que el resto del alumnado y del profesorado también se sentirá seguro, y eso facilita mucho una atención urgente primaria", explicó Lorena Busto.

Este estudio revela que el 74% de los docentes que participaron tuvieron algún alumno con discapacidad o con problemas médicos crónicos en sus aulas, y en la mayoría de los casos el centro tiene un protocolo establecido sobre cómo actuar y un botiquín de primeros auxilios. Pero el 70% del profesorado no ha recibido formación específica para atender a alumnos con una enfermedad crónica. Tampoco sabrían utilizar un desfibrilador, o dudan que lo supieran hacer. Y en definitiva, el 65% no se considera capacitado para manejar una urgencia o un accidente, ni considera que lo esté el centro educativo.

Los porcentajes no difieren, de media, con las respuestas entre el personal sanitario. Un 85% de los encuestados colaboraron con centros educativos en el desarrollo de programas o actividades formativas, pero fueron muy puntuales. El 70% considera que los docentes no están capacitados para afrontar una situación de urgencia sanitaria en sus centros.

Así que docentes y sanitarios están de acuerdo en la necesidad de la figura de la enfermera pediátrica, o al menos en que el profesorado reciba la formación adecuada para detectar cuándo un alumno tiene un problema. "Muchas veces, los síntomas de patologías crónicas influyen mucho en el estado anímico de los niños. Si los profesores saben identificar esos síntomas, le resultará más fácil identificar el problema y afrontarlo. Pero si no tiene ni con quién consultar, se pueden dar situaciones complejas que de la otra manera sería más fácil solucionar", explicó Lorena Busto.

El modelo actual da lugar además a conflictos de tipo ético y legal, porque los derechos de un menor a ser atendido y recibir medicación se contrapone con el del profesor, que se puede negar a dar una medicación. De hecho, casi el 40% del personal docente que participó en el estudio se niega y un 23% no sabe si la administraría o no.

"Es curioso que haya mucha normativa sobre la garantía de que los niños hospitalizados reciban formación, pero no se contempla la asistencia sanitaria en los centros educativos", lamentó Lorena Busto. "Si no es posible implantar la figura de la enfermera pediátrica, al menos se debería formar al profesorado, y más ahora que la nueva ley contempla la promoción de la salud en las aulas. La mejor manera de formar al conjunto de la población es empezando por los más pequeños, porque lo que aprenden en las aulas lo trasladan a sus hogares", razona la nueva doctora en Enfermería.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.