Los perros se ganan el cielo en Avilés: "Los animales también son criaturas de Dios"

El párroco de La Magdalena y San Agustín bendice a las mascotas de sus feligreses

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El día de San Antón está dedicado a los animales. Perros y gatos mayormente. La leyenda coloca al santo egipciaco batiendo a los demonios encarnados en animales domésticos con el único poder de la fe. Esa reencarnadura legendaria –San Antonio Abad vivió en el siglo III en medio de ningún sitio, muchas veces en la más pura soledad– se celebra todos los días 17 de enero, pero este año cayó en martes y en la comarca de Avilés las bendiciones se trasladaron a ayer, domingo. De manera principal, en las unidades pastorales de La Magdalena y San Agustín y en la de Illas, concretamente en la capilla de Taborneda, la que está dedicada al inventor del monacato, el santo de los animales. Perros, gatos y hasta un caballo para ganarse el cielo.

David Cuenca, el titular de La Magdalena y San Agustín, bendijo por partida triple. Primero en el polígono, luego en Corros y, al final, en Versalles. "A los niños de la catequesis les dije que los animales también son criaturas de Dios, pero que no están por encima de nosotros. Les dije también que, no obstante, nuestros animales necesitan de nuestros cuidados y de nuestra responsabilidad: cambiar la arena del gato, sacar el perro a la calle...", recalcó al término de su segundo ritual, en La Magdalena, donde bendijo a "Trisquel", la mascota de Emilia García que tiene 14 años, o a "Yara", que es la galga de Begoña Álvarez Pampín, y que también tiene 14 años y llegó a la explanada del histórico templo embozada en un chubasquero.

El templo abrió, por una jornada, las puertas a las mascotas. "El año pasado entré con ‘Carburo’, pero se puso a ladrar a los otros perros y le dio la misa al cura", cuenta Isabel Sánchez mientras aguarda, junto a Reyes Osuna, a que concluya el oficio. Sánchez es la dueña de un beagle jovencín (de dos años) y Osuna, de dos perras adoptadas: una en León, donde pasa largas temporadas. Son "Luna" –otra galga– y "Señorita Moneypenny" –como la de "007"–, que es una setter tranquila como ninguna. "La galga entra en casa y se hace con el sofá. El sofá es suyo. Cuando está arriba, no hay perra", confiesa. Así que tres perros de caza fueron los primeros en ponerse en la fila de ganarse el cielo. Luego llegaron dos gatos, pero no salieron de sus transportines. "Si los sacas a saber dónde se van", advierte Osuna, con sus dos perras contemplativas, a un paso del templo de La Magdalena.

Las bendiciones avilesinas fueron el preludio de las de Taborneda. Pasadas las dos hubo procesión del santo legendario. Y gaita. Y animales al pie de la capilla. Juan José Blanco, el primer diácono avilesino, fue el encargado de repartir el agua bendita por entre las mascotas que se ganaron su hueco en el cielo para la eternidad.

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