Cantera escaladora en el colegio Versalles: "Te sientes libre, es como si volaras"

Eva Fernández acaba de llegar a lo más alto. No es la primera vez que escala, pero sí la primera que lo hace con sus compañeros de clase, de 6.º A, del colegio Versalles. "Es una liberación, ayuda a desestresar", afirma nada más descender de la parte superior del rocódromo del polideportivo de Los Canapés, que fue uno de los primeros de Asturias. Sus colegas aplauden. Cristina González sube poco después, con su arnés, su casco y enganchada a una cuerda. Nacho Cruz, el monitor del Grupo de Montaña Ensidesa, dirige la operación desde la cancha del polideportivo. González corona y clama desde lo alto: "Por vosotros".

Todos quieren escalar y conocer algo más de un deporte "muy completo y accesible para todas las personas y que ayuda a la autoconfianza, el autocontrol y el equilibrio". Eso lo explica Nacho Cruz, que da clases de escalada a los escolares de este centro avilesino durante este trimestre y el próximo. Y el alumnado está encantado.

Yael Aguado aclara que ya tiene escalado por pinos "hasta la copa" y entiende, antes de probar, que "será parecido". "También es importante echarse magnesio en las manos para adherirte mejor a la pared", apunta a continuación. En esta ocasión, los chavales no usaron magnesio, pero, eso sí, en todo momento primó la seguridad por encima de todo, estaban bien amarrados a su monitor de arnés a arnés y por una cuerda. Aun así, Cruz indicó que el magnesio, que también se usa en otros deportes como la halterofilia, "seca el sudor de las manos".

Noa Cedrón está a la espera de su turno, de que concluya la tarea de colocación de arnés, y manifiesta que tiene muchas ganas de probar con un deporte nuevo". Al final, todos escalaron rocódromo arriba, unos más alto y otros más bajo. Solo hubo dos niñas que manifestaron que "tenían vértigo y un poco de respeto, más que miedo". "Te sientes muy libre, es como si volaras, cuesta un poco subir, pero es una pasada, hay que tener un poco de fuerza", comentan los escolares, entre los que está Gael Espinosa. Tania Coalla es docente del centro, también escaladora, y colabora en la actividad. "La práctica deportiva es clave para preparar el cerebro", apunta la maestra, especialista en Audición y Lenguaje.

"También es importante usar unos zapatos especiales para escalar; se llaman pies de gato", detallan algunos compañeros momentos antes de animar a Iker Aguilar. Son una piña y lo demuestran. Chocan sus manos cuando descienden de las alturas y se sonríen cuando salen satisfechos de su ejercicio. A Nerea Reyes le resultó "un poco difícil" y lo explica: "Cuesta mucho agarrarse a las presas –que son los salientes que permiten ascender– y hay que tener mucha fuerza para subir".

Samuel Aparicio está dispuesto a todo. "Es muy divertido", destaca. Era tal la alegría que desbordaban que no querían que nadie se perdiera la experiencia, por ello no dudaron en animar a su tutora, Mariví Álvarez, a colocarse el arnés. Su esfuerzo fue en vano; sin embargo, la jornada, de algo más de una hora, sirvió para descubrir la escalada. "¿Cuándo repetimos?", preguntaron los chavales.

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