El menú del Círculo de Montevideo: longaniza de Avilés y queso Rey Silo

Los líderes iberoamericanos probaron la gastronomía local, pasearon por el casco histórico y se mostraron "muy cercanos"

Por la izquierda, Adrián Barbón en pleno paseo por Avilés junto a Natalio Botana; en el centro, la cena de los representantes del Círculo de Montevideo en Santa Cecilia, con la alcaldesa de Avilés y el presidente Barbón, y, a la derecha, Carlos Slim junto a Víctor Antuña a su llegada al hotel Palacio de Avilés. | Luisma Murias / Manolo Egocheaga

Por la izquierda, Adrián Barbón en pleno paseo por Avilés junto a Natalio Botana; en el centro, la cena de los representantes del Círculo de Montevideo en Santa Cecilia, con la alcaldesa de Avilés y el presidente Barbón, y, a la derecha, Carlos Slim junto a Víctor Antuña a su llegada al hotel Palacio de Avilés. | Luisma Murias / Manolo Egocheaga / Noé Menéndez

Noé Menéndez

"Lo que me trasmitieron es que les ha encantado Avilés y la gastronomía asturiana". Una veintena de líderes mundiales aterrizó el pasado miércoles en Avilés y la impresión que dio la ciudad rozó la perfección. La comitiva, en la que figuraban nombres como el empresario Carlos Slim, el expresidente del Gobierno de España Felipe González o Julio María Sanguinetti, expresidente de Uruguay, disfrutó de su primera velada en el Santa Cecilia, restaurante cercano al hotel Palacio de Avilés donde se alojaron, y allí se quedaron prendados de los manjares de la gastronomía astur. Además, dejaron claro lo a gusto que se sentían en la ciudad.

"La reserva la hicieron hace un mes, más o menos. Vino una persona a conocer el local. No nos dijo para lo que era, pero me extrañó que se preocupaba mucho por los aspectos de seguridad", explica Manolo Egocheaga, propietario del Sata Cecilia, que no llegó a pensar en invitados tan especiales. Con el paso de las semanas se dieron cuenta de lo que iba a ocurrir, ya que efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional se acercaron a establecimientos cercanos, para reforzar las medidas de seguridad. Y llegó el día. Tras protagonizar una concurrida llegada a la plaza de España el pasado miércoles y dejar sus maletas en el Palacio de Avilés, la comitiva se desplazó andando hacía el restaurante para disfrutar de una agradable velada.

"Son gente muy cercana, que al trato son encantadores", indica Egocheaga. Dentro, llamó la atención el sitio que escogieron para sentarse a cenar. "Teníamos otra mesa preparada, pero prefirieron las de las sillas altas, ya que favorecía el diálogo entre todos", indica el avilesino. En todo momento estuvieron acompañados por música de jazz en directo, con un repertorio especial para la ocasión. "Sabíamos que venían representantes de siete países, por lo que los dos músicos prepararon temas de su tierra, algo que agradecieron mucho", detalló Egocheaga.

El menú del Círculo de Montevideo: longaniza de Avilés y queso Rey Silo

El menú del Círculo de Montevideo: longaniza de Avilés y queso Rey Silo / Noé Menéndez

Pero no solo el acompañamiento era especial. El menú, como no podía ser de otra manera, estuvo acorde para la ocasión. "En la comida metimos varios toques asturianos, como puede ser la fabada, la longaniza o la merluza. Las fabas las fuimos a comprar a Pravia y el pescado era de la rula de Avilés", señaló el hostelero, quien resaltó uno de los platos que más gustó a la comitiva: la selección de quesos que prepararon. Tal fue la satisfacción que generó en los comensales que una de las nietas de Slim se acercó a Egocheaga para preguntarle por uno de ellos.

"Pascual Cabaño –de la quesería Rey Silo–, que es un gran amigo mío, le explicó que había intentado vender ese queso en México, pero no había conseguido un distribuidor. Ella le dijo que no se preocupase, que le había gustado tanto que ahora quedaba de su mano", confiesa el avilesino, muy contento por haber podido dar a conocer los productos asturianos a sus comensales. "Está claro que no somos un sitio como Roma, Nueva York o Washington, pero con lo que tenemos podemos hacer grandes cosas. Ocasiones así son un escaparate ideal para darnos a conocer", apunta.

Y para cerrar, una anécdota final. "Cuando acabó la velada, después de tres horas y media o así, estaba lloviendo. No te sé decir su nombre, pero uno de los asistentes se iba a marchar junto a su mujer. Le ofrecimos acompañarle, pero nos dijo que no. Quería pasear con su mujer, apretaditos bajo el agua. Fue un momento enternecedor", finaliza Egocheaga. El cierre ideal para una velada de altura en Avilés.

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