Sentido homenaje a "Angelín, el de Iberia", en el día que se cumple un año de su muerte

“Su recuerdo estará siempre ligado a este lugar", apuntó Pilar Castro, su viuda, tras descubrir una placa y plantar un árbol en su honor

Noé Menéndez

Noé Menéndez

“Hoy no es un día triste, es un día alegre porque estamos todos juntos recordando la figura de Ángel y lo que significó para nosotros”. Las palabras de Ana Castro reflejaban el sentimiento de las decenas de personas que ayer asistieron al homenaje que se realizó en el Aeropuerto de Asturias a Ángel Suárez-Valdés, Ángel el de Iberia. El acto, que estuvo cargado de emoción, sirvió como prueba del gran cariño que existía hacía la figura del candamino, ya que en el aeródromo había figuras de todos los ámbitos, desde empresarios hasta políticos y compañeros de trabajo. Nombres como Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de Asturias; Antonio Trevín, expresidente de Asturias; Felipe Fernández, ex director general de Cajastur o Juan Vázquez, exrector de la Universidad de Oviedo, no quisieron faltar al acto.

“Gracias por este sentido homenaje”, señaló Pilar Castro, viuda de Ángel, al término del acto, sin poder contener las lágrimas de la emoción. “Su recuerdo estará siempre ligado a este lugar. Él estaba muy orgulloso de trabajar en Iberia. Cuando me casé con él siempre supe que me casaba con él y con la aerolínea”, recordó. Para que su figura no caiga en el olvido, dentro de la oficina de Iberia ahora lucirá una placa con su nombre. Además, en la entrada el aeropuerto se ha plantado un acebo en su honor. “Para los celtas el acebo era un árbol sagrado, que traía buena suerte y prosperidad. Era el guardián de la sabiduría. Eso era Ángel para nosotros”, apuntó Castro.

Sus compañeros solo tuvieron palabras de agradecimiento para Ángel. “Siempre será nuestro jefe eterno, su presencia iluminaba cualquier lugar”, indicó Raquel Pendás, que habló de la pasión que trasmitía el candamino por su trabajo, algo que era “contagioso” y que convertía el aeropuerto “en nuestra casa”. “Era una persona excepcional, educado y apasionado por su trabajo”, comentó Senio Arbesu, que aseguró que “sentiremos su ausencia en cada rincón del aeropuerto”. “Ahora, cada día que entremos a trabajar estará en esta oficina, con nosotros”, subrayó otro de sus compañeros. Al final, con el aplauso que resonó por todas las instancias, quedo claro que el recuerdo de Ángel nunca se podrá ir de la que fue su casa, el Aeropuerto de Asturias.

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