Entrevista | Juan Carlos Garés Actor, estará esta tarde en el Valey de Castrillón

"El teatro es un tiro a la línea de flotación de las emociones"

"Los actores tenemos un oficio difícil, en el que nunca dejas de aprender y estudiar; es un incentivo muy bonito para continuar"

Juan Carlos Garés. | Juan Terol

Juan Carlos Garés. | Juan Terol / L. Landázuri

Lorena Landázuri

Lorena Landázuri

Juan Carlos Garés lleva cuatro décadas unido a las tablas del teatro. Ese espacio que le ha llevado a contar con galardones como el Premio de Teatre de la Generalitat Valenciana y a encarnar personajes que –dice– "dejan un poso imborrable". Hoy actúa a las 20.00 horas en el Valey de Castrillón en la obra "El perfume del tiempo".

–¿Qué evoca "El perfume del tiempo"?

–Es una obra que cierra una trilogía que empezamos en 2016 y que habla de la memoria. La primera se centraba en los años 30 en Alemania; la segunda transcurría en España y abordaba las consecuencias de la Guerra Civil; y esta última se enmarca en la dictadura militar de Videla en Argentina y el drama de los bebés robados. Un episodio común a España. Es una obra que atrapa porque va directa a las emociones.

–La obra se ha representado en Extremadura, Valencia o Zaragoza. ¿Cómo la ha acogido el público?

–La aceptación de la gente es muy grande. Sorprende porque no es buena época para un drama, la gente prefiere comedia. Pero cuando nos tocan los sentimientos y empatizamos desde el patio de butacas con el escenario la satisfacción es enorme.

–Usted se mete en la piel de uno de los protagonistas. ¿Qué ha aprendido de su personaje?

–Cada papel es un reto. Se trata de encarnar con veracidad y honestidad lo que propone el texto. Ha sido una suerte que nos dirigiera el autor del texto, Chema Cardeña. En este caso, mi personaje no sale nada airoso en esta obra, es el detonante del dolor en la familia y cuando pasas por estos personajes te queda un poso imborrable y la esperanza de saber que nunca vas a ser tan mala persona como él.

–El lado social del teatro también lo explota en "Sáhara", uno de sus últimos proyectos.

–Es un proyecto peculiar porque son tres compañías que nunca han trabajado juntas y en el que cada uno aporta valores artísticos para crear una producción desde cero. Es un espectáculo que demuestra que el teatro es un tiro a la línea de flotación de las emociones, muestra la problemática del pueblo saharaui desde el punto de vista de una cooperante española, un tema poco tratado en teatro y que ha sido una experiencia vital y profesional muy importante.

–Lleva media vida en la interpretación. ¿Le quedan metas por alcanzar?

–Sin duda. Llevo en el teatro desde 1982, más de cuatro décadas y seguro que lo mejor está por venir. Los actores tenemos un oficio difícil, vocacional en el que nunca dejas de aprender y estudiar. Es un incentivo muy bonito para continuar.

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