Adiós al escultor Vicente Santarúa: su querencia por Asturias, su obra y las reacciones por su muerte

Una crisis respiratoria acabó con la vida del artista nacido en Candás y afincado en Avilés, que aun ingresado seguía dibujando

Vicente Santarúa, fotografiado en su estudio de Avilés.

Vicente Santarúa, fotografiado en su estudio de Avilés. / Irma Collín

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

La luz que tanto obsesionaba al pintor y escultor Vicente Menéndez-Santarúa Prendes (Candás, 23 de noviembre de 1936) se le apagó definitivamente ayer a mediodía. Fue en el Centro Médico de Oviedo, donde llevaba unos días ingresado debido a una recaída de su dolencia respiratoria, esa que le obligaba a andar por Avilés, según bromeaba, "buscando dónde está el siguiente banco donde voy a sentarme para recuperar el resuello". Por expreso deseo de su viuda, el duelo previo a su entierro se hará en intimidad familiar. Dentro de unos días se celebrará un funeral para que todo aquel que lo desee pueda despedir al artista, pero aún no está decidido ni el lugar ni la hora del mismo.

Ni los médicos, ni por supuesto la familia, creían que el ingreso hospitalario del artista fuese a ser el último, pero una crisis respiratoria sobrevenida fue fatídica y Santarúa, como se dio a conocer en el mundo artístico, expiró en paz, rodeado de seres queridos y en posesión de plena lucidez, tanta que estos últimos días se permitía hacer retratos en papeles y servilletas de los médicos y las enfermeras que lo cuidaban. Eso era muy propio de él: allá donde estuviera, sacaba su bloc y unos lápices y con trazo ligero y destreza de maestro tomaba apuntes del natural. Su especialidad: los retratos.

Woody Allen, junto a la estatua que le dedicó Oviedo. | Luis Murias

Woody Allen, junto a la estatua que le dedicó Oviedo. | Luis Murias / Francisco L. Jiménez

Con la muerte de Vicente Santarúa, Asturias pierde a uno de sus iconos escultóricos y a un artista pródigo que salpicó Asturias con sus obras como nadie había hecho antes. Del taller del candasín salieron el Woody Allen que pasea por la calle Milicias Nacionales de Oviedo, el Manuel Preciado que grita jubiloso en los aledaños del estadio El Molinón de Gijón, el Philippe Costeau que pierde la mirada en el mar Cantábrico en La Peñona de Salinas (Castrillón), el pintor Carreño Miranda que pinta paleta en ristra su Avilés del alma en la plaza de Camposagrado... Y así una larga lista que también incluye el monumento al Papa Juan Pablo II ubicado en la plaza del mismo nombre de Oviedo, la escultura del antiguo guarda mayor Pepe Calvo en Brañagallones (Caso) y la del científico David Vázquez en La Felguera (Langreo).

El busto de Philippe Costeau.

El busto de Philippe Costeau. / Francisco L. Jiménez

Y con todo, Vicente Santarúa siempre hablaba con especial predilección de las creaciones que realizó para su Candás natal y que se pueden ver en el mismo espacio público: el parque Maestro Antuña. La primera de esas obras data de 1982 y es el conjunto escultórico "El pleito de los delfines". La segunda es la última que se inauguró del artista, concretamente el pasado 10 de febrero y con presencia del autor: el gigantesco mural (veinte metros de largo por dos de alto) compuesto por dos mil azulejos pintados a mano y que emula otro realizado en los años setenta del pasado siglo y que acabó deteriorándose con el paso del tiempo hasta el punto de hacer imposible su restauración.

El mural, al que Santarúa dedicó miles de horas en los dos últimos años, está presidido por el maestro Antuña, que estuvo tres décadas al frente de la Banda de Música de Candás. En la obra aparecen desde el "pleito de los delfines", hasta escenas cotidianas de la vida marítima o una referencia a la trayectoria deportiva del concejo. "Por supuesto, también hago referencia a las nuevas generaciones que seguirán diseñando el futuro de Carreño", detalló Santarúa el día de la inauguración. Tanto es así que la secuencia cronológica del mural finaliza con una alusión a dos redes, la de internet y la neuronal, un guiño del artista –según entendidos en su obra– al poder de la tecnología y la mente.

Vicente Santarúa, sentado en el centro, en la inauguración de su mural en Candás el pasado día 10. | A. García-Ovies.

Vicente Santarúa, sentado en el centro, en la inauguración de su mural en Candás el pasado día 10. | A. García-Ovies. / Francisco L. Jiménez

Desde Candás llegaron las primeras expresiones de condolencia institucional nada más conocerse la muerte de uno de sus más insignes vecinos. Ángel García, alcalde de Carreño, calificó la noticia como "un golpe" y echó la mente atrás para, aún incrédulo, recordar la charla con Santarúa en la inauguración del mural: "Ahí me hablaba, junto a su hijo, de ideas, de proyectos, con una ilusión enorme y queriendo siempre aportar para el futuro. Ese futuro que dibujó al final de su mural".

Vicente Santarúa, prosiguió el alcalde de Carreño, "ha sido un artista especialmente vinculado a nuestro pueblo, donde nació; y uno de los grandes referentes de la cultura de este concejo. Santarúa ha reflejado la vida de nuestro pueblo, de nuestras gentes, lo cotidiano. Hemos tenido el privilegio de inaugurar recientemente, con su presencia, una obra que repasa la historia de Candás, su pueblo y el nuestro. Con sus pinceles, nos dejó una muestra imborrable de los personajes que hicieron de esta villa un lugar especial, con una esencia muy vinculada a la mar. Él es uno de esos grandes hombres de la historia de Carreño y cada vez que paseemos por el parque del Maestro Antuña recordaremos que forma parte de nosotros para la eternidad", informa Alicia García-Ovies.

La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que fue alumna de Santarúa en su etapa como profesor de Dibujo en el concejo, envió este sentido pésame a la familia: "Nos deja Vicente de forma inesperada, por siempre mi querido y admirado profesor, maestro entre maestros, inolvidable pilar de la cultura de Avilés, de Asturias, de su Candás. Por encima de su obra, testigo imperecedero de su creatividad hasta el último instante, de su grandeza, queda su huella en todos nosotros, quienes tuvimos el honor de sentirlo tan cercano. Descanse en paz".

Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, manifestó que "con el fallecimiento de Vicente Santarúa, con el que siempre tuve una estrecha relación, Asturias pierde a uno de sus más insignes escultores. Su huella permanecerá imborrable en Oviedo a través de grandes obras, como la de Woody Allen, una de las esculturas más fotografiadas por quienes vienen a visitar nuestra ciudad", informa Lucás Blanco.

Manu Preciado deposita un ramo de flores a los pies de la estatua de su padre.

Manu Preciado deposita un ramo de flores a los pies de la estatua de su padre. / Juan Plaza

También en Gijón hay pena por la pérdida. Así la expresó la alcaldesa, Carmen Moriyón: " La vida de un artista se mide, en realidad, por la vigencia de sus obras. En el caso de Vicente Santarúa, su obra no solo es especialmente destacada, sino que en Gijón queda para siempre ligada a otra leyenda como es Manolo Preciado, a quien dedicó una escultura que es ya parte intrínseca de la ciudad".

El Real Sporting, por boca de Joaquín Alonso, su responsable de relaciones institucionales, asegura que "Vicente estará siempre unido al sportinguismo. Su obra nos recuerda una etapa feliz de nuestro equipo. Cuando vayamos a El Molinón y veamos a Manolo, siempre nos acordaremos también del artista que lo hizo posible".

También Manu Preciado, el hijo del entrenador al que Santarúa inmortalizó en bronce, tuvo palabras de gratitud y condolencia: "Su mujer y él mismo me invitaron a su casa cuando estaba haciendo la estatua de mi padre. Buena gente y un gran artista. Lamento mucho la pérdida de una persona tan importante para Asturias", informan A. Cabranes / I. Peláez.

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