Las cofradías asturianas acuerdan nuevas reglas de juego para la campaña de la xarda

A diferencia de costeras pasadas, no habrá cupos asignados de antemano a cada barco

Una descarga de xarda en el muelle pesquero de Avilés.

Una descarga de xarda en el muelle pesquero de Avilés. / Ricardo Solís

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Solo la ausencia del pescado impide a los pescadores dar comienzo a la costera de la xarda (caballa) porque en lo tocante a las reglas de juego todo está decidido y en cuanto a la autorización administrativa, también se cuenta con ella. Pero de momento no se ha avistado xarda cerca de la costa en cantidades que, a juicio de los pescadores, haga rentable salir a capturarla. Lo más cercano donde se está pescando caballa a plena satisfacción es en aguas al Sur de Irlanda y ningún patrón asturiano va a subir tan al Norte para ir a buscarla. El mal estado de la mar en estos últimos días de invernada tampoco ayuda, por lo que toca esperar a la xarda al abrigo de los puertos.

La reunión que mantuvieron días atrás en la sede de la federación provincial los patrones mayores de las cofradía asturianas para debatir sobre las reglas de juego que imperarán en esta costera finalizó con el acuerdo mayoritario –pero no unánime– de recuperar la llamada "pesca olímpica" y aparcar, al menos este año, el modelo de asignación de cupos individuales por embarcación.

La pesca olímpica implica que cada barco puede pescar cuantos kilos quiera y esas capturas restan de la cuota total que tiene concedida la comunidad autónoma. El fin de la costera llegaría cuando se agote el stock disponible, que para este año son 1.617.837 kilos. Esta cifras se refiere exclusivamente a los barcos que utilizan artes diferentes a las redes de cerco y arrastre, más de doscientas en Asturias.

La vuelta a la pesca olímpica, una práctica que se abandonó para evitar concentrar las capturas en pocos barcos, se recupera tras dos años de costeras nefastas en los que no se agotó siquiera el cupo de xarda asignado a España por la Unión Europea y en la confianza de que de este modo al menos algunos armadores podrán "salvar los muebles".

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