Entrevista |

"Venir a Avilés, en verano, en vacaciones, era como hacerlo a un parque de atracciones", dice el músico Tino di Geraldo

"Aprendí tocando la batería de un tío mío, pero mi escuela musical fueron las romerías y verbenas y algún rock’n’roll de vez en cuando", añade el baterista avilesino

Tino di Geraldo, en una imagen de archivo. | Mara Villamuza

Tino di Geraldo, en una imagen de archivo. | Mara Villamuza / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El músico Tino di Geraldo (Toulousse, Francia, 1960) en realidad es avilesino. Porque así lo decidió hace muchos años, porque cuando piensa en volver a casa le sale Avilés en la cabeza. Este mediodía (12.00 horas) se va a encargar de leer el pregón de las fiestas del Bollo en el escenario dispuesto en la plaza de España y eso que, confiesa, "lo de hablar en público" no es lo suyo. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en una parada del ensayo del concierto que dio ayer por la tarde en la Factoría Cultural.

–¿Qué tal le sienta pregonar en las fiestas de su pueblo?

–Por un lado, muy bien; imagínese. Por otro lado, eso de hablar en público no es precisamente algo que me vuelva loco, pero lo voy a hacer. Mañana [por hoy], ahí voy a estar.

–Cuando venía a Avilés desde Toulousse era en verano, ¿no?

–Sí, sí, desde que nací todos los años mi mes de vacaciones era aquí, en Avilés.

–¿Por dónde va a ir su discurso?

–Voy a hablar un poco de esto que le estoy diciendo: de lo que significa para mí Avilés. Como yo no vivía aquí, porque venía de Francia, de un sitio que no tiene nada que ver... Toulousse no era nada especial, así que venir a Avilés, en verano, en vacaciones, era como hacerlo a un parque de atracciones. Ver a la familia... era algo muy especial.

–Lo bueno que tiene Avilés es que puedes ser avilesino si le apetece a uno.

–Sí, sí. Los asturianos, como los de Bilbao, nacemos donde nos da la gana. Eso lo voy a decir.

–¿Dónde aprendió a tocar?

–Aprendí ya aquí, en Avilés. Empecé tocando la batería de un tío que yo no conocí y que se llamaba Manolo Arias. Tenía su batería en el desván de mi tía Marina, tía de mi madre. Con unos once o doce años empecé a aporrear la batería. Luego, cuando me vine a vivir aquí, empecé a tocar con gente de aquí. En orquestas para poder ser un poco independiente. Hablo de "Nueva Imagen", de "Los Zíngaros", "Brío"... Mi escuela fueron las romerías y verbenas y algún rock’n’roll de vez en cuando.

–Lo de la batería, ¿siempre fue lo suyo?

–Yo, en realidad, empecé a tocar la guitarra. Me enseñó mi padre ya con siete años. En casa.Yo tocaba estudios de Tárrega, de Granados, de Albéniz y cosas de esos. No me puse a tocar con nadie, ni en ningún escenario porque la batería siempe fue el instrumento que me apeteció. Yo veía una batería y me volvía loco. Me llamaba mucho.

–Y encima le ha servido para hacer jazz, para hacer flamenco, para hacer rock... todo tipo de música.

–En realidad se puede hacer cualquier tipo de música con cualquier instrumento. Esto ya depende más de la cabeza que del instrumento. Fui uno de los primeros en meter la batería en el flamenco: no es un instrumento para nada flamenco en cuanto a sonoridad, pero, bueno, eso es cosa de cada uno.

–¿Qué tal le sientan los bolos en Avilés?

–Las últimas veces han sido con Luz, pero también hice alguna cosa mía con una orquesta que éramos nueve músicos. La mayoría, cubanos. Lo hice aquí en Avilés y en un par de sitios más de Asturias. Yo voy a tocar a donde me llamen: uno esto no lo elige. No es: "quiero tocar en Avilés", si no que sale la oportunidad. Hombre, tocar en tu pueblo siempre es especial.

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