Las carrozas reivindican el pasado y los tesoros naturales en Avilés

El desfile del Bollo junta recordatorios del pasado local y también del cañón de Avilés

S. F.

El Bollo es una fiesta reivindicativa: de la historia que atesora y de la naturaleza que la rodea. El primer desfile de carrozas –hoy de tarde (18.00 horas) sale el segundo– sirvió para probar ese carácter. La historia corrió de cuenta del centenario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y España y también del primer viaje en autobús de la empresa Alsa. O los 120 años del inicio de las obras de la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery. "Muchos de los que nos visitan nos preguntan si es la catedral del pueblo y, aunque por superficie se lo merecía, le tenemos que decir que no", comentó el periodista Giuseppe Montoto, maestro de ceremonias del desfile de carrozas del Bollo.

Las carrozas tenían nombres propios: Esther Cuesta, Miguel Mulero, Mercedes Vaamonde... Durante semanas, a base de poliuretano, las carrozas de los barrios fueron tomando forma del auditorio del Centro Niemeyer sobrepasado por los toboganes del futuro Parque Acuático de Corvera (PACO)... O los animales que viven aquí al lado, pero a 4.700 metros de profundidad, en lo que se llama cañón de Avilés. Saliendo de la bocana, ocho millas hacia el norte.

Las xanas lanzaron caramelos y serpentinas a los guajes que, como siempre, los esperaron ansiosos tras las vallas. A veces, con menos cuidado que puntería: en vez de un rollo, lanzaban el cilindro de los rollos... Y cuando los caramelos no alcanzaban –a pesar de estar a unos pocos metros– los padres liberaban a los guajes en busca de los caramelos que cayeron en el suelo y se habían hecho añicos, pero por arte de magia, la de la ilusión de esos niños cazadores de dulces, se recomponían con sabor a limón o fresa ácida.

Como señaló el presentador de la fiesta, el periodista Giuseppe Montoto, hubo también una parte para las calesas, los carros del país ... y hasta una recreación del Madreñogiro, ese híbrido de Pinín, que de Pinón ye sobrín, el personaje de las historietas de Alfonso de LA NUEVA ESPAÑA más clásicas.

El desfile del Bollo, como todos los años, recontó la historia más cercana de la ciudad y la llenó con la dulzura del mantecado que homenajea con el arte y las grandes sonrisas de los niños con ganas de abrir de par en par la primavera.

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