El archivo documental de AZSA es de los mejor conservados de España y el material usado para fabricar las cajas que lo contienen tiene mucho que ver

Alfonso García desvela el importante papel de un anónimo que inició el almacenaje de documentos de la fábrica: "Solo requierieron limpieza"

Alfonso García Rodríguez, archivero de Asturiana de Zinc. | I. C.

Alfonso García Rodríguez, archivero de Asturiana de Zinc. | I. C. / I. G.

I. G.

Alfonso García Rodríguez es el archivero de Asturiana de Zinc (AZSA). Defiende que el cinc es un gran material conservador y prueba de ellos son las 200 cajas en las que comenzaron a almacenarse las cuentas y cartas de la fábrica desde 1833 a 1956. "Esos documentos solo requirieron limpieza", detalla el archivero de la planta de San Juan de Nieva, que ayer habló de la experiencia como guardián de los documentos históricos de la metalúrgica durante las jornadas de Conservación y Restauración promovidas por la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias (ESAPA). También intervinieron José Ramón García, director del Museo Marítimo de Asturias, en Luanco, y Gustavo Martínez Pañeda, que habló del archivo e intervenciones de Hunosa en el patrimonio industrial.

García Rodríguez dio retazos de la historia de la Real Compañía de Arnao y también de AZSA. Habló de la conservación de los equipamientos industriales de Arnao. "Se desconoce la autoría pero alguien entre 1884 y 1885 comenzó a guardar documentación en cajas de cinc, dos al año, para conservar las cartas y las cuentas y a día de hoy no es posible encontrar una documentación como esa en España", indicó el archivero, que avanzó además que en 1997 se comenzó a dar forma al cuidado archivo de la empresa. "Se había guardado separado de la pared y del suelo, alejado de madera, medidas que fueron providenciales para contar con ese material que estaba como estaba, pero existe", abundó para destacar después el "arca de Noé" que conforma el archivo de la fábrica: "herramientas, instrumental, maquinaria representativa de una firma que todavía sigue en activo,... Lo primero fue conservar el patrimonio, tenemos tradición oral, imágenes y las puertas abiertas para investigadores con documentos técnicos, del día a día, sobre fabricación, producción, incidentes...", destacó García Rodríguez. Y todo en 1.400 metros de estanterías y casi 4.000 libros, entre otros y todo distribuido por categorías: agencias, almacenes, maderas, minerales, expedientes, negativos, fototeca,...

"Nuestro catálogo tiene muchas posibilidades para la recuperación de cristales, metales, papeles,... que pongo a disposición", apuntó el archivero que celebra "que no se tiró nada" o apenas nada de la documentación que ha sustentado primero el complejo industrial, primero minero de Arnao y posteriormente con la fábrica de cinc de San Juan de Nieva.

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