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Diario de a bordo

La II República: 1932, la reorganización de la derecha

Los actos de celebración por el primer aniversario del nuevo régimen y los cambios en el espectro conservador tras varios meses de tensión política tanto a nivel nacional como local

En las elecciones municipales del 12 de abril, como ya habíamos visto, los antiguos upetistas de la dictadura y los monárquicos se habían encuadrado en un nuevo partido, denominado Partido de Derecha Monárquica Regional. Sin embargo, el sistema electoral, con voto cerrado por cada candidato y la ausencia de proporcionalidad, unido a una muy deficiente estrategia, hicieron que este partido, que representaba a las derechas contrarias a la República, no sacara ni un solo concejal, a pesar de que presentaron 15 candidatos y obtuvieron 2.496 votos, el número más elevado de todos los partidos que se habían presentado a las elecciones. Los pedregalistas, partido reformista de centro y republicano, obtuvieron 2.300 votos, siendo elegidos concejales por esta formación los 14 candidatos presentados. El Partido Socialista había presentado cuatro candidatos y obtuvo 247 votos y tres concejales, y los Republicanos, presentaron cuatro candidatos y obtuvieron 984 votos y dos concejales; hubo también un candidato independiente que salió elegido con 413 votos.

Las elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas el domingo 1 de junio de 1931, ofrecieron en Avilés un aplastante triunfo de la candidatura de la Conjunción Republicano/Socialista, seguida de la Federal Agraria, Socialistas Independientes y Comunistas. En último lugar, quedaron las candidaturas de las agrupaciones Católicas y de los Republicanos Cristianos.

Tras estos varapalos electorales, las derechas empiezan a reorganizarse a finales del año 1931 y comienzos de 1932, bajo la figura de Ignacio Cuervo Arango y González Carbajal. Esta persona había sido uno de los derrotados en las municipales de abril de 1931. Era un militar perteneciente al Cuerpo Jurídico del Ejército, nacido en 1890, que había ingresado en el Ejército en 1915, después de licenciarse en Derecho. Fue nombrado Coronel Auditor y llega a General Auditor y asesor del ministerio en años posteriores a la Guerra Civil. Los pedregalistas habían intentado atraerlo hacia sus filas en las municipales, por ser persona moderada y de prestigio, aunque de ideología y militancia tradicionalista, pero no lo consiguieron. Ignacio Cuervo Arango participó en las listas del Partido de Derecha Monárquica Regional que, como ya se ha dicho, agrupaba a los monárquicos y a los antiguos upetistas de la Dictadura. Pues bien, en enero de 1932, se constituye el comité local o Círculo de Acción Nacional, partido fundado por Ángel Herrera Oria en 1931 y en el que militaba Gil Robles. Este partido, poco después, pasa a denominarse Acción Popular y se integrará en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), agrupación liderada por José María Gil Robles y Quiñones. El comité del partido que se crea en Avilés estaba presidido, precisamente, por Ignacio Cuervo Arango y González Carbajal que, a la sazón, diremos que va a ser el primer alcalde nombrado por el franquismo tras la entrada de las tropas en octubre de 1937. Es cierto que ocupará el cargo por un muy corto espacio de tiempo pues. A mediados de diciembre, presenta su renuncia al cargo y es sustituido por el que fuera alcalde en la dictadura de Primo de Rivera y Jefe local de la Unión Patriótica, el médico José López Ocaña y Bango.

Los locales del nuevo partido, en Rivero, fueron clausurados poco después de su apertura por el Gobernador Civil por no estar registrado como agrupación política, cuestión preceptiva y que es subsanada rápidamente. Tal es así que, poco después, comienza a ofrecer conferencias en ese local de Rivero la Agrupación Femenina del partido. En febrero de 1932 se constituye, también en Avilés, la Federación de Estudiantes Católicos, cuya presidencia recaerá en Ángel Rodríguez de la Flor. Resumiendo: en los comienzos de 1932, en poco más de un mes, tenemos constituido el Círculo Avilesino de Acción Nacional, su sección femenina y su agrupación de estudiantes para, desde esas plataformas, iniciar la agrupación un intenso activismo político.

Y en este contexto llega abril de 1932, el primer aniversario de la proclamación de la II República. Las celebraciones del primer aniversario de la proclamación de la II República, en Madrid, culminaron con los edificios públicos engalanados y también muchas casas particulares. En la calle, se concentró una gran muchedumbre para contemplar el desfile militar organizado al efecto, que transcurrió por el paseo de la Castellana, y que estuvo presidido por presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y por el presidente del Gobierno, Manuel Azaña Díaz. En la plaza de toros se organizó un festival para niños, hubo regatas en el estanque de la Casa de Campo y un banquete para el Cuerpo Diplomático ofrecido en el Palacio del Pardo, al que asistió el presidente de Gobierno. Por la noche y también por iniciativa de Azaña, se celebró una cena en la Presidencia del Gobierno a la que fueron invitados ministros y exministros, subsecretarios y exsubsecretarios de la República, así como el presidente del Congreso, todos ellos acompañados de sus respectivas esposas. Después del banquete, tuvo lugar una recepción y un concierto, al que acudieron, además de los invitados a la cena, otras personalidades relevantes. El único incidente que se registró en la capital fue un intento de manifestación organizado por algunos miembros del Partido Comunista en la barriada del Puente de Vallecas, pero fueron disueltos por los guardias de asalto.

También en Asturias se realizaron celebraciones muy concurridas. Por ejemplo, en Oviedo, donde tuvo lugar un desfile militar en el que participó la Guardia Civil, o en Mieres, ciudad en la que se descubrió una lápida en recuerdo de Galán y García Hernández. Los únicos incidentes habidos en la provincia fueron los silbidos que un joven comunista lanzó en Oviedo en el desfile militar al paso de la Guardia Civil y que dieron lugar a su inmediata detención; y en Mieres, en el acto de descubrimiento de la placa mencionada, donde se oyeron también "vivas" al comunismo, teniendo que intervenir la Benemérita.

En Avilés, ya lo hemos contado, se realizó a las once de la mañana una concentración multitudinaria en la plaza de Carlos Lobo y, desde los balcones del Partido Republicano Radical Socialista en dicha plaza, lanzó una soflama a las masas el abogado ovetense Blanco de Tapia. A continuación, y organizada por el partido citado y el Centro de Sociedades Obreras, tuvo lugar una manifestación que discurrió desde la mencionada plaza hasta el Ayuntamiento, precedida por la Banda de Música. Una vez en la plaza, una delegación representativa subió al despacho del Alcalde para entregarle una serie de peticiones que se habían acordado por las entidades convocantes y que fueron las siguientes: la inmediata secularización del cementerio de La Carriona; la incautación por parte del municipio del cementerio parroquial de San Cristóbal y la petición al Gobierno de que llevase a cabo una amplia amnistía para los delitos políticos y sociales.

Las conclusiones entregadas estaban firmadas por Ramón Granda Campa y José Vega por el Centro de Sociedades Obreras y por Daniel Arbesú y Bernardo Rodríguez Viña por el Partido Republicano Radical Socialista. Después, hubo discursos desde el balcón municipal por parte del socialista Ramón Granda Campa y, seguidamente, encaramado en un banco de la plaza, por el líder comunista Emeterio García. Tras estos discursos se realizó una recepción de autoridades en el Ayuntamiento, en la el Alcalde David Arias hizo un breve y emotivo discurso llamando a la concordia entre todos los españoles y terminando con vivas a la República. La romería popular, que estaba prevista para por la tarde en Las Meanas, no pudo realizarse por el mal tiempo y fue sustituida por una audición musical en los arcos de la plaza Nueva. Finalmente por la noche, se celebró una verbena en la plaza de la Constitución. El Ayuntamiento fue engalanado con luces incandescentes que representaban a la bandera republicana, pero las inclemencia del tiempo, especialmente una pertinaz lluvia, acabó por dispersar a las personas que se habían acercado para conmemorar la celebración. Los comercios y los centros oficiales permanecieron cerrados toda la jornada, por orden gubernativa, para favorecer la máxima concurrencia a los actos programados que finalizaron, en Avilés, sin incidentes.

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