Se nos fue un gran cantante, un gran amigo y, sobre todo, una gran persona.
Todavía hace pocas horas, en el HUCA, mano a mano, y aunque con bastante dificultad, pero con total lucidez, me recordaba tiempos y anécdotas vividas durante tantos años de amistad y de compartir su autentica pasión: la música.
Una voz privilegiada, con un "feeling" que pocos cantantes poseen. Uno de los mejores cantantes pop de Asturias de todos los tiempos. Y no me ciega la pasión.
Aunque nos conocíamos desde críos, el enganche fue en setiembre de 1963. Era la época donde todos queríamos tocar en un conjunto ye-yé. Estudiábamos en el Instituto Carreño Miranda y nos juntamos para empezar a ensayar, con los instrumentos rudimentarios que teníamos en un garaje de la calle Valparaíso, viejo camino de Miranda. Como éramos estudiantes y se llevaba el inglés, pues "The Student's".
Apareció Luis, con su cabeza inclinada, de ahí le venía el apodo con el que ya se le conocía y nos dijo que él cantaba bien. Nos sorprendió nada más y nada menos que con "La casa del sol naciente" y "Pregheró", la versión de Adriano Calentano del famoso "Stand by me". Y hasta hoy por la mañana...
La primera actuación relevante fue en la Nochevieja del 63 en el Club de Regatas de Gijón. Después vinieron muchas más, viajes, vivencias... Luis se fue a "Los Linces", yo a "Los Llamas" y a "Los Sider's" y nos volvimos a encontrar en "Los Linces" en el 72. Amigo de los amigos, Luis era todo un personaje. Su forma de ser, con carácter, pero cariñoso, dejó huella en nuestra generación. Me dijo que hace poco había comprado una camisa y un pantalón super guapos que tenía guardados para la próxima actuación en San Mateo.
Los estrenará en otro escenario.
Hasta siempre, Luis.