La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuando fuimos los mejores

El valor de la victoria estriba en cómo y con quién se consigue

Athletic, prefiero llorar contigo que celebrar con otros

( Iker Muniain, 2015)

Si recordamos el primer quinquenio de los ochenta, vienen a la mente la intentona de que a España se le apagara la luz, la aparición del ratón en los ordenadores, la pana socialista, la aparición de "Born in the U.S.A.", la primera visita de Bob Dylan a nuestro país y seguro que para los aficionados al fútbol simpatizantes del Athletic Club, el 5 de mayo de 1984. Aquel día en el césped del estadio Bernabéu hacia el minuto 13 de la primera parte, Estanis Argote con el guante que tenía en su pie izquierdo colgó al área un balón pasado que controló y bajó muy bien Endika para batir a Urruti. 1-0, no hubo mas goles en un partido que terminó con una enorme bronca entre los jugadores. Fue la última vez que el entrañable Athletic fue campeón, en realidad bicampeón, puesto que en la temporada 1983-84 también logró el título de Liga. El equipo dirigido por Javier Clemente, con Zubizarreta, Urquiaga, Goico, Liceranzu, Nuñez, Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi, Dani, Endika y Argote -también jugaron Gallego y Sarabia- doblegó al Barça de Maradona y Schuster.

Son ya 36 años de sequía, un largo periodo sin que la gabarra transite por la hermosa ría de la capital vizcaína. Sin embargo, para todos los que somos admiradores del Athletic, la ausencia de títulos queda ampliamente compensada por la filosofía del club. En el erróneamente llamado muchas veces "Bilbao" solo tienen cabida jugadores nacidos o formados en lo que los vascuences denominan "Euskal Herria": las tres provincias vascas españolas, Navarra y las tres francesas Baja Navarra, Labort y Sola. Mientras todos siguieron el camino de atiborrarse de foráneos a golpe de talonario, el Athletic siguió un camino muy diferente, el del romanticismo.

Si se observa una alineación del Sevilla, Real Madrid, Valencia, Barcelona, etc, es fácil constatar que está integrada por mercenarios en el 80-90%. Si bien es cierto que fútbol es lo que ofrecen los Messi, Cristiano y otros crack, no lo es menos la intensidad con la que defienden la camiseta que aman unos jugadores que siendo cachorros llegaron a Lezama de la mano de sus padres o abuelos con la ilusión de convertirse algún día en leones. El valor de la victoria estriba en cómo y con quién se consigue, una manera de entender la competición muy alejada del mercadeo de jugadores actual y que nunca entenderán los aficionados que solo valoran la obtención de títulos .

Esta temporada, tras estar casi K.O. ante Elche y Tenerife, a quienes superó en la tanda de penaltis, eliminó en cuartos de final al F.C. Barcelona, un equipo que después de la final del 84 se ha tomado una amplia revancha en las finales de copa contra el Athletic: 1-4 (2009, en Valencia), 0-3 (2012, en Madrid) y 1-3 (2015, en Barcelona). En semifinales tocó en suerte el Granada y con la renta de un gol obtenida en San Mamés se viajó al feudo nazarí.

La ocurrencia de la gente lanzó en las redes sociales una simpática plegaria ante este segundo partido de la eliminatoria: "San Mamés que estás en nuestro cielo/ santificado sea tu campo/ hágase tu voluntad con Aduriz o con Raúl/ danos en Los Cármenes los geniales pases de Muñaín y los goles de Williams/ perdona nuestras entradas, como nosotros perdonamos al Cholo/ permítenos estar en La Cartuja para volver a disputar otra final/ y líbranos del VAR/ así sea". Y San Mamés cumplió, un gol del Yuri, un misíl por banda izquierda, metió a los leones por trigésimo octava vez en la final.

Ojalá San Mamés también cumpla en la final de La Cartuja sevillana y los rojiblancos consigan el vigésimo cuarto título copero, sin necesidad de pitar el himno de España, sin despreciar a todos los españoles que simpatizan con la Real Sociedad y a los que queremos al Athletic. ¡Vamos Athletic, carajo!

Compartir el artículo

stats