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Fernando Alonso Treceño

Hacia un nuevo mundo

La necesidad de mantener sanas las creencias y adoptar uan mente positiva en tiempos de oscuridad

Lo que se pensaba que iba a suceder ya está pasando. La pandemia va a más, no a menos, cumpliendo las expectativas previstas. Los excesos navideños, la falta de madurez de algunos, la ausencia de medidas sanitarias eficaces, el permisivismo institucional y el miedo generalizado aumentan la gravedad sembrando incertidumbre y numerosas enfermedades del ánimo.

Las vacunas son tomadas como si fueran el elixir de la eterna juventud, el medicamento milagroso que va a resolverlo todo. Los propios virologos de la OMS siguen buscando fármacos salvadores y advierten que la inmunidad artificial no va a acabar con el virus, pudiendo debilitarlo.

En tiempos de oscuridad y dudas hay que mantener sanas las creencias y adoptar una mente positiva. Una buena alimentación con abundante frutas y vegetales crudos es fundamental para aumentar la inmunidad natural junto con el ejercicio físico, la respiración profunda, la meditación, el ayuno, la oración y el pensamiento creativo: tenemos fuerzas muy potentes en nuestro interior esperando ser despertadas.

Estamos asistiendo al inicio de una nueva era, completamente distinta de la anterior donde la pandemia es una pieza más del mosaico completo.

Nadie sabe lo que puede suceder en un futuro inmediato. Todo cambio brusco genera temores y tristezas; el que no se adapte a los nuevos tiempos quedará confinado en sus propios límites. Ya no podemos vivir como antes ni creer que somos el ombligo del mundo.

Hacia un nuevo mundo

Hacia un nuevo mundo

Es el momento supremo de elevar los ojos al cielo, pensar de manera global, no comulgar con ruedas de molino, no aceptar lo inaceptable y no dejarse llevar por cualquier noticia, comentario u opinión: el corazón conoce razones que la razón ignora.

Da la impresión que el planeta amenaza con estallar en cualquier instante: el asalto increíble al Capitolio, la ingente nevada reciente, la locura de algunos científicos sin conciencia, la manipulación de masas, el escaso respeto cuando no desprecio a la vejez, el cambio climático y el imperio digital son, entre otros, indicios propios de una época sombría que se abre a un nuevo amanecer.

No hagamos lo que los demás hacen, pensemos por nosotros mismos, pongamos en tela de juicio lo incorrecto e inaceptable, venga de donde venga. Si perdemos el juicio y la lucidez quejándonos en balde nos convertiremos en simples marionetas guiadas hacia rumbos peligrosos. Somos fuertes cuando presentamos batalla, valientes cuando caminamos por sendas no trilladas y esperanzados cuando sentimos dentro de nuestro ser que, al final, la luz siempre triunfa. Por muy mal que estén las cosas siempre se pueden poner peor: seamos optimistas, saquemos sabias lecciones, respetemos la libertad ajena: es la única manera de ser dueños de nuestro destino y responsables para quitar hierro a la adversidad.

Las cosas no son como parecen: el pedazo de hielo sumergido siempre es más grande que la punta del iceberg. Hay que tener mirada de águila, voz de niño, corazón de ángel y voluntad de una buena persona para vencer y vivir en paz.

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