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Entre todos la mataron y ella sola se murió

El ocaso de la Cofradía de Pescadores “Virgen de las Mareas”

No hace más de una década uno de los referentes en el sector pesquero del norte de España era Avilés. Teníamos una flota de arrastreros que todas las tardes hacían que la campana de la subasta de la anterior rula sonase a las cinco de la tarde y no se parase de subastar pescado hasta pasadas las nueve de la noche, y muchos días se solapaban los barcos de cerco que tras salir a media tarde a faenar completaban sus capturas y entraban a la venta siempre y cuando llegasen a puerto antes de las doce de la noche. Y eso era solo la mitad del día, ya que por la mañana los casi 20 barcos de cerco podían haber subastado cerca de 10.000 kilos de sardinas o chicharro.

Y en verano, qué decir de la costera de bonito; para saltar a tierra había marineros que tenían que pasar por cinco barcos antes de tocar el muelle, no teníamos puntos de atraque para tantos barcos.

¿Y ahora? ¿Qué fue de aquel atractivo que tenía Avilés para atraer flota y compradores? Dicen unos que la gestión de la cofradía “Virgen de las Mareas” desde que faltó Clemente Jesús Muñiz Guardado no fue lo mismo, dicen que los barcos se fueron y dejaron de vender aquí por no estar de acuerdo con las diferentes directivas que sucesivamente fueron pasando por su cabildo.

No lo sé, todo es posible, pero lo único que veo y sé es que hace ya más de diez años que la cofradía no forma parte de la comercialización del pescado en Avilés y cada vez tenemos menos barcos y cada vez más barcos asturianos venden en otras comunidades.

La cofradía de pescadores de Avilés no se sabe muy bien cuando fue creada, no hablo de como la conocimos en el último siglo. Hay datos de historiadores que hablan ya de ella entre los siglos XII y XIII, no siendo la única cofradía que hubo en Avilés, pues en el siglo XVII en el barrio pesquero de Sabugo se llegó a contar con tres asociaciones pesqueras: San Telmo, Las Mareas y Las Ánimas. La que perduró en el tiempo fue la de la Virgen de las Mareas, que todos conocemos y a la que algunos quieren finiquitar.

Esta cofradía fue pionera en la labor asociativa en el sector pesquero asturiano y desempeñó una labor social muy importante, tanto con sus socios en activo como con viudas y jubilados. Por eso no entiendo tanto desinterés por todas las partes en intentar que no se muera, en solucionar los problemas que se vienen recrudeciendo con la asfixia progresiva que va siendo aplicada por la Autoridad Portuaria. ¿Alguien entendería que Aena quisiera hacer desaparecer a Iberia? Pues es algo parecido.

Quiero dejar muy claro que mi defensa es a la institución, que está muy por encima por historia y tradición de los nombres y los hombres que pasaron o dirigieron los destinos de “Virgen de las Mareas”. Pero veo y detecto circunstancias que me hacen pensar que algo raro hay detrás de todas estas acciones y que está todo muy enquistado y personalizado.

¿No tiene sentido una cofradía de pescadores en Avilés? ¿Y por qué no? Lo que no tiene sentido es dejar morir la pesca en Asturias y la gestión durante mucho tiempo que se hace de ella va encaminando al sector pesquero a ser meramente residual y la España vaciada no será solo el interior, será también la de los pueblos de la costa.

La cofradía “Virgen de las Mareas”, a día de hoy, no gestiona directamente la comercialización del pescado y los barcos que se fueron no vuelven. ¿Era la cofradía entonces el problema? Pero que a nadie se le olvide que tiene un 33% de la sociedad Nueva Rula de Avilés y un patrimonio social que ronda las 140 viviendas del Poblado de Pescadores. Por lo tanto, no entiendo que digan que no tiene actividad y que no tiene sentido su existencia. Pongamos todos un poco de nuestra parte, defendamos nuestra historia, defendamos nuestra tradición y dejemos las tramas personales, olvidemos nombres y recordemos institución, no enfrentemos y sí unamos.

Somos gente de la mar, sabemos salir de situaciones muy complicadas, tenemos salitre en la sangre, la sal nos da carácter y endurece, rememos todos en una dirección, en la dirección de conseguir que no se muera la casa de todos los pescadores, que la singladura sea favorable y nos lleve a buen puerto y seguro que todos saldremos ganando.

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