Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorar sobre llorado

Un repaso a los agravios de los que ha sido objeto Asturias por parte de los sucesivos gobiernos

Si la relación de Asturias con el Gobierno Central en vez de regirse por la Constitución Española se rigiera por la Ley de Protección Animal el resultado sería que el Gobierno de Madrid ya habría sido condenado por cómo nos trata y por el sufrimiento innecesario que nos viene causando desde tiempos inmemoriales. Barbón no recurre a esa ley porque no se atreve, pero ya me gustaría ver como algunos ministros y ministras justificaban ante un tribunal el trato que dan a los asturianos. Trato que no es de ahora, es como una costumbre que se repite con gobiernos de cualquier signo.

Allá por 2014, el socialista mimado por la derecha, Javier Fernández, decía que los Presupuestos Generales eran discriminatorios con Asturias pues habían recortado la inversión del Estado un 31,6 por ciento, la tasa más alta de España. Tres años después, el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez, dijo que el Gobierno Central, dirigido por Mariano Rajoy, maltrataba al Principado de Asturias. Ponía varios ejemplos y el último era que el Ministerio de Fomento acababa de recortar la pista de aterrizaje del aeropuerto de Asturias sin ni siquiera haberlo comunicado a la Administración autonómica.

El año pasado, el Gobierno asturiano volvía a insistir quejándose de maltrato y señalaba que en 2021 no se llegaron a materializar ni la mitad de las inversiones públicas acordadas por el Estado y previstas para ese año. El balance final fue que lo invertido apenas llegó al 40 por ciento de lo presupuestado.

Otra denuncia de maltrato, también verbal por supuesto, se repitió hace poco con ocasión del nuevo aplazamiento de la llegada del AVE, una obra que empezó en febrero de 2003, con un presupuesto de 1.085 millones de euros y un plazo de ejecución de cinco años; vamos por los 3.716 millones y los veinte años y seguimos esperando. La nueva promesa es que estará finalizada el próximo mes de mayo. Falta por ver si, como barruntan algunos, el AVE que nos asignan será el bueno o un gorrión desplumado.

Mención aparte, en esta larga lista de maltratos, merece el infligido por Álvarez Cascos en el año 2000, cuando decidió prorrogar la concesión de la autopista del Huerna, cuya finalización estaba prevista para 2021, hasta el año 2050. Prórroga que, según los cálculos más modestos, supondrá un costo de 2.150 millones de euros para los asturianos.

En estos años pasados hemos llorado mucho y seguimos llorando por el trato que recibimos, pero las lágrimas no han servido para evitar el maltrato. Tampoco servirá que Adrián Barbón haya viajado a Santiago para reunirse con otras víctimas, los Presidentes de Castilla y León y Galicia, y reclamar juntos que en Madrid nos hagan un poco de caso. Son tantas las afrentas y el maltrato recibido que la sensación es que Asturias ya se ha acostumbrado al papel de víctima y solo busca la comprensión afectiva. Busca cariño y consuelo aceptando que el Gobierno tiene un compromiso clientelar en el que no estamos incluidos.

No deberíamos desanimarnos. Es necesario que sigamos pensando en defender Asturias con la máxima exigencia; sin caer en el bucle melancólico de creernos víctimas ni aceptar una decadencia que no es por falta de talento y sería catastrófico que fuera por falta de confianza en nosotros mismos. Presumimos de que Asturias es un paraíso y los asturianos somos únicos. Solo falta que lo demostremos.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.