Opinión

Una forma de hacer "marca Avilés"

Del buen trabajo de las cofradías y de cómo prende su llama en las nuevas generaciones

Luis Manuel Alonso González es Delegado Episcopal de Piedad Popular

La venerable Semana Santa de Avilés se encuentra en pleno florecimiento. El trabajo, esfuerzo y dedicación de las ocho cofradías avilesinas, aunadas en la Junta de Cofradías y Hermandades, va calando y prendiendo en las nuevas generaciones. En el presente año han sido muchas las incorporaciones a las diferentes cofradías que garantizan la continuidad de la fe, la tradición y la devoción, que cada primavera sale al encuentro de locales y foráneos para anunciar la siempre nueva y gran noticia de la Resurrección del Señor. Una cita, mantenida en el tiempo, que ha sabido sortear la desaparición de los desfiles procesionales que acontecieron en otras localidades asturianas.

Tanto en las cofradías más veteranas como en las más noveles se puede constatar el crecimiento de la religiosidad popular. Cada vez son más los cofrades que engrosan sus filas. Destacando la presencia de jóvenes y niños que aportan la savia nueva, tan necesaria en cualquier colectivo. Esto nos debe servir como aliciente y ánimo a los cofrades que llevamos más años en la brecha. Nuestras cofradías, nuestras hermandades, nuestras parroquias, nuestra Madre Iglesia tiene futuro. La fe sencilla, la fe popular es vínculo de unión que nos empuja a anunciarla por las calles y plazas. No es una devoción encerrada en las paredes de los templos. Antes al contrario, es una fe de una "Iglesia en salida". Una fe que se convierte en anuncio, en muchas ocasiones en primer anuncio, para los hombres y mujeres de la sociedad actual. Quizás para muchos el primer mensaje en positivo de la alegría de pertenecer a la Iglesia.

Estos días nuevamente las cofradías y hermandades avilesinas salen a las calles. Celebraciones, procesiones, certámenes de música, Vía Crucis, tamborada, veneraciones, publicaciones... Todo ello para anunciar de forma pública la pasión, muerte, sepultura y gloriosa resurrección del Señor. Todo ello preparado con esmero, dedicación y mimo. Manteniendo la tradición recibida de muchos años atrás. Cuidando las queridas y veneradas imágenes que han recibido, y siguen recibiendo, las oraciones y súplicas de generaciones de avilesinos y visitantes. En definitiva, construyendo una sociedad mejor, más solidaria, más humana. De alguna manera, como se dice ahora, creando "marca Avilés". Porque no se puede comprender la idiosincrasia de un pueblo dando la espalda a su fe.

Para algunas personas pueden resultar los desfiles procesionales algo anacrónico, de tiempos ya pasados; o simplemente como algo cultural y solamente etnográfico. Para los cofrades, sin renunciar a esas vertientes, que como actividad humana tienen, es algo muchísimo más profundo. La salvación de Dios es un mensaje para el hombre de hoy. Las diferentes tallas y pasos, de evidente valor artístico, nos ayudan a descubrir y mostrar al Dios que se entrega por nuestra salvación. Y las tradiciones nos ayudan a permanecer unidos y valorar a las generaciones pasadas que nos han trasmitido el anuncio del Evangelio hasta la actualidad. Somos un eslabón en esa preciosa cadena de fe.

La Semana Santa de Avilés está formada por un gran equipo de hombres y mujeres que dedican mucho tiempo y esfuerzo para hacerla cada día más conocida y reconocida. Esta celebración cuenta con la declaración de Interés Turístico Regional. Siempre es un motivo de alegría que las autoridades reconozcan la labor que desarrollan las asociaciones, como en esta caso la Junta de Cofradías y Hermandades de Avilés. En estos momentos están trabajando por la distinción a nivel nacional, con el apoyo de la corporación municipal. Este objetivo común debe ayudar a crear ciudad y aportar la visión cristiana de estos días santos. Que estos galardones sirvan para mejorar como sociedad, crear mayores posibilidades de prosperidad y acercar a más gente el anuncio de la salvación de Nuestro Señor.

Mi enhorabuena por todo el trabajo realizado. Que sea para mayor gloria de Dios y bien de los hermanos.

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