Opinión

Razones para oponerse a la actuación de la compañía israelí Mayumana en Avilés

Izquierda Unida y Podemos consideran que "el arte puede esperar" cuando el foco de la preocupación humanitaria está puesto en el "infierno de Gaza"

Juanjo Fernández es coordinador de Izquierda Unida de Avilés

El Teatro Palacio Valdés acoge este viernes una representación de la compañía israelí Mayumana. El espectáculo se va a celebrar, pese a la solicitud formal de cancelación que desde Izquierda Unida y Podemos habíamos planteado. 

En la actual situación de conflicto en Gaza, cuando el criminal gobierno de Netanyahu ya ha asesinado a 34.000 personas, la mayor parte de ellas niños, mujeres y hombres inocentes. o cuando se utiliza el hambre como un arma de guerra, se arrasan hospitales o se masacran a trabajadores humanitarios, pensamos que la cancelación de la actuación de Mayumana hubiera representado tanto un necesario gesto de presión en favor de la paz, como un valioso acto de solidaridad para con el pueblo palestino.

Esta misma dicotomía ha ido contaminando multitud de acontecimientos culturales similares. Anteayer se inauguraba la Bienal de Venecia, la más importante cita mundial del arte contemporáneo; pese a ello, el pabellón nacional de Israel se mantuvo cerrado. Los responsables del pabellón, de acuerdo con la delegación artística compuesta por la artista israelí Ruth Patir y las dos comisarias del proyecto, tomaban la decisión de negarse públicamente a abrir su exposición hasta conseguir un alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes: “El arte puede esperar, pero las mujeres, los niños y las personas que viven en el infierno no”.

Muchos nos preguntamos qué hubiera ocurrido en Avilés si la compañía contratada para actuar hoy en el Palacio Valdés fuera, en vez de israelí, rusa. Sin duda la respuesta sería otra, dado que existiría un consenso político y social unánime en actuar de la misma forma que lo hacía el Teatro Real cuando, en solidaridad con el pueblo ucraniano, suspendía las seis funciones que tenía programadas del internacionalmente reconocido Ballet Bolshói.

Estamos ante un ejemplo más de la hipocresía y la doble moral con la que se juzgan los conflictos y se valora la vida de las personas en las democracias occidentales. Cuando la masacre de los habitantes de Gaza y la hambruna de la población se nos intentan presentar como daños colaterales inevitables, tenemos la obligación moral de alzar la voz para recordar que, de acuerdo al derecho internacional humanitario, las vidas palestinas también importan y que merecen ser lloradas y defendidas como las de cualquier otro ser humano.

Las manifestaciones culturales no deberían generar noticias políticas y, no me cabe duda, de que a los integrantes del prestigioso grupo Mayumana les hubiera gustado volver a actuar hoy en Avilés, en medio de la felicidad general, pero, lamentablemente, su espectáculo transmite una imagen de normalidad y de lavado de cara que está fuera de lugar ante la criminal actuación de su gobierno.

Sin duda, un gesto vale más que mil palabras, por eso lamentamos que ni la propia compañía, ni la parte mayoritaria del gobierno municipal, hayan tenido el gesto de atender nuestra solicitud de suspender la función, al menos de forma provisional, hasta que, como ayer mismo planteaban los responsables del Pabellón israelí en la Bienal de Venecia “los corazones puedan abrirse de nuevo al arte”.