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Lucha de brazos

Un deporte que es algo más que echar un pulso

El asturiano Marco Antonio Rodríguez asegura que esta disciplina precisa de técnica, fuerza y una muñeca firme

El tirador asturiano, durante el pasado Mundial de Malasia, donde logró la medalla de plata. LNE

Cuando uno piensa en la lucha de brazos o en el armwrestling (nombre técnico), comúnmente conocido como echar un pulso, se le vienen a la cabeza una serie de imágenes: una de ellas, clásica, es la de la película de Stallone, "Yo, el halcón", que con su giro de gorra obtenía la fuerza necesaria para vencer a sus contrincantes. Pero la lucha de brazos es mucho más que llegar y echar un pulso. Detrás hay muchas horas de entrenamiento, técnica y preparación. Lejos de los clichés, existe un grupo de personas que se toma muy en serio este deporte y que intenta impulsar una disciplina aún desconocida por la inmensa mayoría.

Una de esas personas es el asturiano Marco Antonio Rodríguez, uno de los representantes españoles con más renombre internacional. Y no es para menos, ya que tiene en su haber, además de varios campeonatos de España, dos medallas en mundiales. La última: la plata que logró en Malasia el pasado mes de octubre. "Mi objetivo era mejorar el bronce que conseguí hace un año y lo logré", asegura Marco. En el Mundial de Malasia se dieron cita 2.000 participantes, de los cuales ocho formaban parte de la selección española.

El tirador asturiano lleva desde la década de los 90 practicando la lucha de brazos. Su andadura en este deporte ha ido de menos a más, hasta convertirse en una de las referencias en este deporte a nivel nacional. El idilio de Marco y la lucha de brazos se remonta a hace más de 20 años. Por aquel entonces practicaba tiro de cuerda y en una de las competiciones coincidió con Ángel García, campeón de España de lucha de brazos, quien le metió el gusanillo por este deporte. Así comenzó y así sigue hasta hoy, a excepción de un parón de varios meses por una lesión.

En la mente de Marco aún sigue muy presente su primera competición en el mundo de la lucha de brazos. "Fue en 1990 en Palencia. Recuerdo que estaba nervioso y encima me tocó el primer pulso contra el subcampeón de España de peso pesado. Le gané y quedé tercero en la competición", indica. Desde entonces, el tirador asturiano no ha parado de cosechar triunfos. Es campeón de España desde 2008 y posee varios títulos a nivel europeo, sobre todo en Italia, donde es asiduo en las competiciones, además de las dos medallas, bronce y plata, en los mundiales.

Para llegar hasta donde está y engordar su palmarés, Marco ha seguido una disciplina de entrenamiento con especial atención en fortalecer el bíceps y el tríceps, aunque lo importante es el bloque. "Puede parecer que no, pero la lucha de brazos es un deporte de mucha técnica y donde lo importante es tener fuerza, un buen agarre y una muñeca firme", dice.

A la hora de enfrentarse a un combate, Marco sigue una estrategia clara. "Hay dos formas, o sales al ataque o a defenderte, yo hago lo segundo", comenta. El asturiano aguanta los envites de su rial y espera su momento para atacar. De momento, y a juzgar por los resultados, la estrategia no le ha ido nada mal.

El sistema de competición es muy sencillo: no hay tiempo de duración del combate y si pierdes dos quedas eliminado. Para llegar a la final hay dos caminos: el de ganadores, que son aquellos tiradores que han ganado todos sus combates, y el de perdedores, que es el de aquellos participantes que han perdido un combate. A la final siempre llega un tirador de cada uno de los caminos.

La lucha de brazos apenas tiene visibilidad en España y es imposible "vivir de ello". No pasa lo mismo en Estados Unidos o en países del Este donde existen ligas regulares y hay profesionales que se dedican exclusivamente a este deporte. "Es como si fuera su trabajo", indica Marco, que añade que "aquí es imposible". El tirador asturiano se nutre de sus patrocinadores (Casintra, Edhi y Asturmasa) y pequeños colaboradores para salir adelante y poder acudir a competiciones, sobre todo lejos de España.

A corto o medio plazo, Marco ya tiene marcado en el calendario otras citas deportivas. Este mes acudirá a la Copa de España y en febrero irá a Italia. Además, entre sus objetivos está el mundial de 2016, que se celebrará en Bulgaria, y donde espera dar un paso más y conseguir la ansiada medalla de oro. Pero para eso aún quedan unos cuantos meses, muchas sesiones de entrenamientos y mucho sacrificio.

A largo plazo, Marco no tiene nada marcado. Y mucho menos piensa en la retirada. Eso no entra en sus planes. Es más, a sus 44 años, al tirador asturiano aún le queda recorrido para rato. "Este deporte no tiene límite de edad, depende de cómo te encuentres físicamente, eso es lo más importante", señala.

De momento, aunque tras el mundial de Malasia tuvo que descansar por un problema de tendinitis tras los combates, Marco Antonio quiere seguir cosechando triunfos y, sobre todo, dar visibilidad a un deporte que forma parte de su vida y que es mucho más que echar un pulso.

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