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El espíritu del Sincroviedo

El club de sincronizada, que va camino de cumplir 8 años, inicia una nueva temporada con 65 nadadoras

El equipo infantil. JULIÁN RUS

Cuando se le pregunta que cómo definiría el club, ella responde con una frase que resume a la perfección el espíritu del Sincroviedo: "Emociones acuáticas y retos deportivos". La frase es de Emma Escribano, una de las fundadoras de la entidad ovetense. Ahora, es entrenadora de los grupos de escuela e iniciación y coordinadora del club.

El Sincroviedo funciona como una pequeña gran familia, donde la ilusión es una de las bases del éxito de un club que va camino de cumplir ocho años de historia llenos de emociones, de retos, de alegrías y de esfuerzo y sacrificio. Y es que a nadie se le escapa que la natación sincronizada es un deporte que exige mucho trabajo y horas de entrenamiento.

Han pasado ya casi ocho años desde que el Sincroviedo se lanzó a la piscina. Atrás quedan los duros inicios, algo que recuerda muy bien Escribano, que indica que "la gran ilusión del principio era como: allá qué vamos. Ahora, viéndolo ya con más perspectiva y serenidad, partiendo de un camino recorrido, asumiendo los continuos retos que se siguen planteando, pero ocho años atrás quien nos iba a decir que estaríamos así".

Y es que el Sincroviedo cuenta en la actual temporada con 65 nadadoras repartidas en las diferentes categorías. Destaca el equipo juvenil y una nadadora absoluta que empezaron de alevines en 2010 junto a Escribano: María Fernández, Zoe Segovia, Alba y Lucía González, Claudia Álvarez, Laura Modino, Aitana Vallina, Covadonga Marcos, Sara Menéndez, Elba Villarejo, Marta Agulló.

Si los comienzos son duros, mantenerse también. Aun así, el Sincroviedo fue poco a poco abriéndose camino y superando obstáculos en el difícil mundo de la natación sincronizada. "Desde la primera temporada salimos de casa para participar con tremendas ganas, valentía e ilusión en los campeonatos de escuelas que se celebraban entre Avilés, Madrid, Valladolid y Cantabria", dice.

El Sincroviedo fue superando etapas y en 2012 saltaron a los campeonatos de España con figuras técnicas y, desde el 2015, además con rutinas (coreografías). "Recuerdo como en la primera exhibición en el Parque del Oeste en el primer año, se aplaudió muchísimo desde las gradas cuando una niña hizo la primera voltereta hacia atrás en posición encogida, las familias han sido un significativo pilar para que esto sea posible y ha sido un regalo presenciar toda esta evolución".

Fruto del éxito, al Sincroviedo siguen llegando muchas niñas nuevas cada temporada "con la gran ilusión de que van a practicar ese deporte tan guay donde nada menos que se baila en el agua", apunta Emma Escribano, que añade que "nuestro gran reto es mantener viva esa ilusión a todos los niveles, se viaje o no a un súper campeonato, lo importante es el encuentro diario con el equipo y disfrutarlo".

El Sincroviedo cuenta con dos entrenadoras de agua (Escribano y Cristina Sáez García, una auxiliar de apoyo técnico (Angélica Ramiro) y una instructora de pilates para el trabajo correctivo y postural (Ana Pichel García). Las cuatro son las encargadas de guiar a las nadadoras en el día a día, además de intentar fomentar unos valores e educar a través del deporte.

El objetivo del club pasa por "aumentar la calidad en la participación de ligas y campeonatos territoriales de escuela para la cantera, base y promoción del club, además de continuar y mejorar la presencia en los campeonatos de España respecto a la temporada anterior", explica Escribano. Ya a medio plazo, el Sincroviedo tiene un reto claro: "Mejorar en el ranking nacional".

Así es el Sincroviedo, un club que sigue bailando sobre el agua y que funciona como una gran familia gracias al empuje de sus entrenadoras, el apoyo de los familiares de las nadadoras y de ellas mismas, que al final son las protagonistas.

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