Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El equipo cadete de fútbol sala del Gijón Playas Sidrería La Tonada, posando antes de afrontar el sábado su último partido de la temporada.JUAN PLAZA

Bocadillos para el rival

El equipo cadete de fútbol sala del Gijón Playas Sidrería La Tonada impone el fairplay en sus encuentros y realiza un tercer tiempo al término de los partidos para compartir un pícnic con sus adversarios

Todos los equipos buscan el triunfo, pero no a cualquier precio. El equipo cadete de fútbol sala del Gijón Playas Sidrería La Tonada ha impuesto unas normas internas a su plantilla. El entrenador Juan Carlos Silva ha sido su impulsor. No en vano, el técnico tiene claras las pautas a seguir y que el fairplay debe de primar por encima del resto.

Además de dar indicaciones a los suyos durante el partido como "no protestar al árbitro o aun rival o pedirle perdón a un adversario si le tiramos al suelo, no permito un mal gesto, tiene que reinar la deportividad", asegura Silva. Por ello, el técnico de Ciaño va más allá y realiza desde hace dos años un tercer tiempo, al más puro estilo del rugby, en el que invita a sus adversarios a un pícnic en el propio vestuario de su equipo, en el que incluye bocadillos y refrescos, rodeado de un gran ambiente. "Es algo que, desgraciadamente, no se ve nunca en el fútbol sala, siempre nos felicitan por ello los equipos contrarios, no tendría que ser algo que sorprenda, debería de ser algo más habitual", analiza.

Juan Carlos Silva inició su idea a raíz de entrenar a equipos séniors, donde percibió que era un aspecto más complicado de llevar a cabo. No así en la formación no solo de futbolistas, sino también de personas como es el caso de los jóvenes de quince años que ahora dirige. "Crear esos valores son importantísimos, me da igual que sean buenos, malos o regulares futbolistas, quiero buenas personas y entiendo que están en una edad complicada y mi labor es hacer a veces de psicólogo e intentar enderezarles para su vida", explica con firmeza. Desde entonces, los pinchoteos ya se han convertido en algo habitual al término de sus partidos. Lo que hace dos años sus propios pupilos lo veían como algo extraño, se ha convertido en indispensable. "Hay que aprenderles a esto, a que compartan su opinión del partido al final, pero evitar que se peguen palos que, desafortunadamente, se ve muchas veces ", expone Silva.

Ganar, pero sin humillar

"Está prohibido humillar al rival". Tajante se muestra Juan Carlos Silva a la hora de recordar resultados abultados que se pueden dar en estas categorías inferiores. Goleadas escandalosas que el técnico no concibe. Tiene su propia táctica para que eso no suceda ya que "no quiero humillar a nadie porque mañana te puede pasar a ti, por ello cuando llevamos una renta de cinco o seis goles comienzo a darles pautas para frenarles y captan a la perfección el mensaje".

El respeto al rival es una de las señas indispensables para Juan Carlos Silva y que ha llegado a tener sus consecuencias. No en vano, fue despedido de su cargo por el actual club gijonés pero, tras conocer los padres la noticia, realizaron una fuerte protesta para su readmisión. "Si le despedían, nos retirábamos porque no íbamos a permitir a los chavales jugar sin su entrenador", señala Rocío, una de las madres de un jugador del equipo. y Dicho y hecho, porque el técnico regresó y volvieron a fortalecer su particular eslogan de: "equipo igual a familia". Y lo son. Técnico, jugadores y padres están de acuerdo en realzar los valores del fairplay en el deporte, "algo que tendría que ser más habitual". El Gijón Playas cadete lanza la idea con la intención de que se convierta en habitual.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.