Síguenos en redes sociales:

La inventada lengua asturiana

Está de actualidad, como no podía ser de otra forma, dada la cercanía de la cita electoral, el debate sobre la inclusión de la oficialidad -espero que no obligatoriedad- de la «inventada» lengua asturiana.

Yo, cuando salgo de Asturias, nada más pronunciar dos o tres palabras, ya me dicen ¿usted es asturiano, no? Y puedo asegurar, que no he tenido, ni antes ni ahora, ni por supuesto tendré en un futuro, relación alguna con el «parto de los montes» que es la Academia de la Llingua.

Este hecho que narro estoy convencido que les ha ocurrido a todos aquellos que salimos fuera del Principado. Y yo, me pregunto ¿es esa forma de hablar mía y de la mayoría, la que pretenden oficializar?, ¿o es otra?

Me hago estas preguntas y se las hago a la Academia, dado que nacido como lo soy, en Villapérez, concejo de Oviedo, a dos kilómetros de La Corredoria, allá por 1952, no he conocido, ni escuchado a mis mayores, otra forma de expresarse.

Espero, que si oficializan, la «seudolengua» engendrada, y parida por la, también, engendrada y parida Academia de la Llingua, nos digan -no sólo a mí- sino a todos los asturianos, en qué zona de Asturias se habla en la actualidad. O si lo prefieren en un pasado. Sería a todas luces esclarecedor.

En los años en que de alguna manera he tenido relación de convivencia y amistad con los excelentes y hospitalarios vecinos del pueblo de Llanos de Somerón, concejo de Lena, ubicado en las faldas del Pajares, he podido comprobar su forma de hablar. Y puedo asegurar a los lectores que, la misma, es totalmente distinta. La apreciación no está en la forma de pronunciar términos más o menos, fuera de uso. La aplican a las definiciones más comunes, entre la gente del campo y aquellas otras que procedían de las cuencas mineras, o del sector del ferrocarril.

Esa diversidad, que no sólo en ese lugar he podido comprobar, hace que Asturias sea como es culturalmente. Lo es en los trajes típicos, distintos en las diversas zonas de nuestra geografía. Lo es en la gastronomía. Lo es en la forma de los útiles de labranza. Y lo es sobre todo, en la forma de hablar: comprensible para todos, aún en su diversidad tan rica.

Querer desde las instituciones, o desde ópticas puramente partidistas, cuando no simplemente personalistas, amputar la riqueza cultural diversa de nuestra tierra, pretendiendo uniformizar, a golpe de decreto, lo diverso es un atentado imperdonable contra nuestra identidad y nuestras tradicionales. Por ello afirmo, sin lugar a dudas, que los asturianos nunca lo van a consentir ni aceptar; será, si aun y con todo nos lo imponen, un proyecto que nacerá muerto.

Justo Roldán

Lugones

Pulsa para ver más contenido para ti