Mieres del Camino,

José A. ORDÓÑEZ

Rodiezmo es un pequeño pueblo leonés, situado casi en el límite con el Principado, que se ha convertido en emblema de la minería astur-leonesa desde que una de sus praderías sirve de escenario a la fiesta anual del SOMA, en la que el PSOE celebra, cada septiembre, la apertura del curso político. A partir de este sábado, la localidad también será un referente obligado de la memoria histórica en el entorno de la Cordillera. La Asociación Pozo Grajero, con el respaldo de varias formaciones políticas y sociales de izquierda, inaugura un monumento de homenaje a las víctimas republicanas de la guerra civil y a los asesinados por la represión franquista en la zona.

El conjunto escultórico se sitúa justo enfrente de Peña Laza, enclave que los historiadores consideran el último bastión republicano de la provincia vecina. Su caída, fechada el 14 de octubre de 1937, desencadenó un auténtico baño de sangre en el que fueron masacrados cientos de combatientes leoneses y asturianos que trataban de evitar el paso de los ejércitos nacionales. Además, dio paso a un terrible proceso de depuración en toda la comarca. Los vecinos de mayor edad de Rodiezmo y de otros pueblos cercanos aseguran que las tropas de Franco llegaron a sacar de sus casas a chicos de 18 y 19 años para fusilarlos sin más explicaciones que sus supuestas simpatías hacia organizaciones sindicales o partidos de izquierda.

Fusilamientos de niños

Y es que, de acuerdo con las investigaciones llevadas a cabo por el colectivo Pozo Grajero, tanto Rodiezmo como toda la comarca leonesa cercana a Villamanín sufrieron especialmente el violento avance de las tropas franquistas. Así, sus miembros han recogido diversos testimonios que hablan de fusilamientos y deportaciones de niños, que habrían sido utilizados, además, para la construcción de fortificaciones. Es más, según las crónicas, la crueldad de las tropas nacionales habría ido en aumento ante las dificultades encontradas para dar con los dirigentes del Gobierno de Asturias y de León, con los integrantes del Estado Mayor Republicano o con numerosos dirigentes políticos y sindicales pertenecientes a formaciones integradas en el Frente Popular.

Las investigaciones llevadas a cabo por los expertos de la asociación Pozo Grajero concluyen que en Peña Laza se juntaron un gran número de milicianos que habían logrado salir con vida de los duros enfrentamientos registrados en el entorno de Peña Ubiña, Pola de Gordón y Villamanín. Conscientes de su desesperada situación y de la importancia estratégica de este enclave para el paso entre Asturias y León, defendieron la posición a ultranza, aunque acabaron cediendo ante la superioridad de las tropas nacionales, a cuyo mando estaba el general Aranda.

La caída de Peña Laza fue el desencadenante de una cruenta operación de castigo sobre la población civil de la zona que pertenecía o sentía simpatías por las organizaciones que sostenían a la II República. El conjunto escultórico que será inaugurado en Rodiezmo a mediodía del sábado, situado a muy poca distancia del emplazamiento habitual de la fiesta del SOMA, honra su memoria y rescata del olvido uno de los acontecimientos más sangrientos de la guerra civil en un enclave leonés estrechamente vinculado con Asturias.