Las Ubiñas (Lena),

David MONTAÑÉS

El macizo de Las Ubiñas, la principal estribación montañosa del centro de la Cordillera, ha cerrado el cuarto invierno consecutivo sin tener que lamentar accidentes mortales. De esta forma, este visitado enclave ha abierto una ventana de tranquilidad rompiendo una nefasta racha de siniestralidad. Desde el inicio de la década de los ochenta, han muerto en esta elevación caliza 17 montañeros. Un frío recuento que esconde muchas familias rotas por el dolor. Los expertos en salvamento relacionan el positivo balance del último lustro, en especial, con las benignas condiciones meteorológicas que se han registrado en el citado período de tiempo. Señalan que no sólo ha nevado bastante menos de lo habitual, también se han suavizado las heladas, lo que se ha traducido en una disminución del peligro.

La unidad de rescate de la Guardia Civil de Mieres apenas ha tenido que intervenir este año en Las Ubiñas. La ausencia de accidentes mortales se apoya en una general ausencia de contratiempos graves: «Apenas hemos tenido que realizar salidas en la zona, con actuaciones sin gravedad como torceduras de tobillos», explicaron a este diario los responsables del servicio. La ausencia de nieve parece haber dado una tregua a los equipos de salvamento: «Con mal tiempo y mucha nieve, este macizo debe ser considerado como de alta montaña, algo que no asumen muchos aficionados sin la experiencia necesaria», subraya José Luis Llamazares, responsable del grupo de salvamento de la Guardia Civil, una unidad con gran reputación tanto dentro como fuera de la región.

Los equipos de rescate consideran que muchos aficionados no son plenamente conscientes de las numerosas «trampas» que esconde este conjunto de montañas que, en algunos casos, asoman por encima de los 2.400 metros de altitud. Si bien los últimos inviernos han sido relativamente tranquilos en Las Ubiñas, la historia de este macizo está salpicada por frecuentes tragedias. La última ocurrió hace algo más de cuatro años. En enero de 2004 fallecieron en esta estribación tres montañeros en menos de 24 horas. Un joven deportista lenense falleció cuando descendía de Peña Ubiña, la joya de la corona de esta gran elevación caliza. Sin tiempo para digerir el drama, otros dos montañeros, maestros de profesión, perdieron la vida al caer desde 50 metros en el pico Fariñento, a pocos metros de Peña Ubiña. La Guardia Civil alzó entonces la voz para solicitar a los montañeros que acuden a Las Ubiñas máxima precaución. Este llamamiento, unido a la tregua meteorológica, perece haber contribuido a reducir al mínimo los disgustos.

La Federación de Montaña también advierte de que las épocas más peligrosas son el inicio del invierno y la primavera. Este año, sin embargo, esta última estación tampoco está siendo complicada para los montañeros, ya que el deshielo apenas existe. «El único problema es que ha llovido mucho y hay, lógicamente, mucha agua», matiza Llamazares. Montañeros como Ángel Fernández Ortega, directivo de la Federación de Montaña, consideran que uno de los problemas de Las Ubiñas son sus buenas comunicaciones: « Al contar con buenos accesos muchos no perciben el peligro de la alta montaña», apunta. La proximidad con el mar contribuye con una meteorología rápidamente alterable, provocando frecuentes y peligrosas emboscadas. Así, los expertos alertan del peligro constante de accidentes. La inestabilidad de la nieve también preocupa a los grupos de rescate, tras cuatro años sin que se registren muertes. En verano, el entorno de Peña Ubiña, la joya de la corona de este paraje lenense, muestra su faz más plácida, con rutas sencillas carentes de peligro.