Piedracea (Lena),

C. M. BASTEIRO

Eran pocos, pero muy valientes. El prau de Piedracea reunió ayer a dos centenares de romeros que no quisieron perderse la tradicional jira de la fiesta de La Flor de Lena. Las lluvias de los últimos días deslucieron la cita y menguaron la afluencia, pero no pudieron con los ánimos de los devotos de la Virgen de La Flor que acudieron a la misa, la procesión y la puya´l ramu. Aunque la mayoría de los asistentes dejaron el encharcado prau después del oficio religioso, hubo algunos que se quedaron hasta media tarde porque «al prau de Piedracea venimos aunque nieve».

No lo dicen por decir. Ramón Valdés lleva acudiendo a la romería desde que nació. Pudo ser casualidad o una premonición, pero este vecino de Pola de Lena nació en 1957, el año que se creó la hermandad que organiza la romería en colaboración con el Ayuntamiento de Lena. «Llevaba todo el año esperando a que llegara la fiesta del prau de Piedracea y no voy a permitir que me la fastidie el tiempo», aseguraba a la salida de la misa.

Subió al prau preparado y, como manda la tradición, vestido de asturiano. Es tal la devoción que siente por la fiesta que convence a toda la familia y, ayer, incluso su perro «Ping-ping» se vistió con chaleco y montera para disfrutar de la romería. La mascota, fiel al dueño, «disfruta de lo lindo, es el segundo año que viene y ya no hay quien lo deje en casa». Ramón Valdés recuerda que, cuando era más joven, llegó a acudir a la fiesta en el prau de La Flor «con una nevada que me llegaba a las rodillas».

Eduardo Ordóñez también recuerda aquel año en el que ni siquiera la nieve se quiso perder la fiesta de La Flor. «Fue en 1973, me acuerdo porque yo tenía siete años», aseguraba mientras escanciaba la tercera ronda de culines de sidra de la jornada. Como buen romero, estaba dispuesto a permanecer en el prau «aunque caiga una tormenta». Acudió a la fiesta con Gema Ferrero y un grupo de amigos, que estaban muy animados disfrutando de la botella de vino y el bollu de chorizo.

El reparto de viandas entre los socios fue la única actividad, a parte de la misa y la procesión, que se mantuvo en el programa. Las lluvias de los últimos días echaron atrás a la organización de la romería y, el viernes, el Ayuntamiento ya anunció que el certamen de canción asturiana que se iba a celebrar en el prau se suspendía por la meteorología. También suspendieron sus actos las Amas de Casa de Lena, que por primera vez en la última década no pudieron celebrar su tradicional concurso de empanadas.

Los oficios religiosos se mantuvieron. El primero, a las diez y media de la mañana, se ofició en homenaje a los socios de la hermandad fallecidos. El segundo se celebró a mediodía y logró llenar la pequeña ermita del prau. Los romeros sacaron en procesión a la Virgen de La Flor antes de la misa, que finalizó con una puya´l ramu.

De esta forma, Lena cierra sus fiestas de primavera que se han visto deslucidas por la lluvia. El viernes, el programa arrancó con una verbena que se celebró al amparo de la carpa instalada en la plaza Alfonso X El Sabio. El Mercáu Tradicional de La Caleya logró reunir a medio centenar de artesanos de la región pero no consiguió espantar a las nubes y el programa salió adelante con escasa asistencia. Ahora, los lenenses solo esperan que el sol decida acudir a la próxima edición.