Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El vecindario del entorno de la fábrica de Conservas Albo en Candás, abandonada tras su cierre en agosto de 2009, ha denunciado en el Ayuntamiento una plaga de ratas e insectos en los alrededores de la fábrica, vinculando este hecho al cierre de la empresa y el abandono de la nave. Según las quejas recibidas en el Ayuntamiento, preocupa sobremanera la «multiplicación» de la población de roedores en el perímetro de la conservera, por la causa probable de la falta de mantenimiento en las instalaciones de Albo, que lleva desatendida desde su cierre, hace más de un año.

Además, según explicó el presidente de la Asociación de Vecinos de Candás, Luis Fernández, al colectivo han llegado varias quejas en el mismo sentido por parte de vecinos advirtiendo de la presencia de numerosos roedores en el entorno de Albo, especialmente junto a la calle Buenavista. El problema, a juicio de estos vecinos, proviene de las instalaciones de la conservera, sin actividad, debido a las condiciones de insalubridad de su interior, tras un año abandonadas. Según explicó Fernández, «se han avistado roedores en gran número, sobre todo en las primeras horas del día, lo que genera malestar en la vecindad». Por ese motivo, la asociación de vecinos ha elevado su propia protesta al Ayuntamiento solicitándole la puesta en marcha de medidas para atajar el problema. «Le hemos pedido que solicite a la empresa Albo que efectúe en sus instalaciones las medidas de desratización oportunas y que de paso informe sobre el plan de este tipo a nivel municipal», explicó ayer Luis Fernández. Además, el portavoz de la asociación vecinal hizo especial hincapié sobre otro punto del casco urbano candasín donde se ha detectado una proliferación de roedores, que es la calle Practicante José Antonio Blanco.

En este caso, «el problema con las ratas proviene de la existencia de numerosas madrigueras en las zonas ajardinadas, de donde salen frecuentemente», añadió Fernández. Esta zona, sin embargo, se encuentra muy alejada del entorno de la fábrica de conservas.

En el caso del perímetro de Albo, las calles y lugares que se han visto afectados por el aumento en el número de roedores, y también insectos, son Carlos Albo, Buenavista, Pedro Herrero y el parque, la fuente y el lavadero de Santarúa. Todas ellas forman parte del eje principal de la ya extinta industria conservera en Candás, y todo apunta a que la existencia frecuente de alimentos en esos lugares se convirtió en el origen de la existencia de roedores e insectos. Se trata además de la única zona de Candás que permanece sin un saneamiento adecuado, ya que sus aguas fecales van al curso soterrado del río Noval.

La rata común, que según los vecinos es la más habitual en la zona, se sitúa habitualmente en las inmediaciones del agua y es la típica que se encuentra en las alcantarillas de las ciudades y villas, llegando a alcanzar hasta los 30 centímetros de longitud.

Puede vivir en edificios abandonados, pero prefiere lugares húmedos. De ahí que frecuente los sistemas de alcantarillado y los desagües. Se trata, además, de animales que se propagan muy rápido, ya que pueden dar lugar a unas siete camadas al año, alumbrando hasta diez crías por camada. En Candás también hubo quejas anteriormente por la suciedad que genera dar de comer a los gatos en la calle.