Pola de Siero

Manuel NOVAL MORO

El nuevo enlace de la Autovía del Cantábrico con Pola de Siero, que está abierto parcialmente -sólo admite el tráfico de entrada desde Oviedo y de salida en sentido Santander, y el resto sigue circulando por las vías de siempre- ha desatado las primeras protestas de los conductores por lo que consideran una mala ejecución de las obras.

Pese al poco tiempo que el ramal lleva abierto, ya se pueden apreciar diversos baches, marcas en el pavimento y desprendimientos del asfalto, especialmente en la primera glorieta de entrada desde la autovía.

Los daños todavía no son graves, pero sí es significativo el hecho de que se hayan producido en tan poco tiempo. Un conductor habitual de la zona, Jairo Martínez, comenta que si en tan solo unas semanas el asfalto ya está tan dañado, lo más lógico es pensar que cuando la infraestructura se utilice a pleno rendimiento «se deteriore muy rápido». Considera «un fraude que se haya entregado esa obra con ese firme, cuando dentro de muy poco tiempo se tendrá que reparar».

Por otra parte, el propio diseño de esta primera glorieta ha suscitado también numerosas críticas. Tiene un radio demasado pequeño que dificulta el giro a los vehículos de cierta longitud y, además, por la misma razón, ofrece muy poca seguridad en el caso de que se acumulen los vehículos. Por pequeña que fuera esa acumulación, la rotonda quedaría saturada.

Continuando por el ramal hacia Pola de Siero hay otra rotonda, de un tamaño considerable, desde la cual se distribuirá parte del tráfico de entrada y salida de la localidad (algunos ramales aún no están abiertos) y, finalmente, está la glorieta de Ullaga. Estas dos ofrecen suficientes garantías de seguridad a los vehículos, pero la primera es más cuestionable, según los conductores. El problema radica en que, una vez hecho el diseño, cambiar la estructura para hacer la glorieta más amplia y segura parece difícil y, lo que es peor, implicaría un coste adicional que no es asumible en la actual coyuntura económica.

El Ministerio de Fomento se vio obligado a desplazar el enlace de Pola de Siero a esta nueva ubicación para poder construir el enlace de las autovías de Mudarri. Sólo con este desplazamiento se podían cumplir las distancias entre nudos que marca la normativa. La obra nació con polémica, ya que provocó protestas porque uno de los ramales llevaba un pilar dentro del río Nora y también porque otro de los pasos cortaba los caminos rurales de la zona de El Monte. Estos problemas están resueltos.