Pola de Siero,

Lucas BLANCO

«Si me apuntan con una pistola, se me caen los pantalones». Así se expresaba ayer el dependiente de un estanco de Pola de Siero, después de saber que en la tarde noche del pasado miércoles un hombre encapuchado encañonara al estanquero de la calle Torrevieja para llevarse un botín superior a los 2.000 euros, entre dinero y varios cartones de tabaco.

Este hecho ha provocado que se enciendan todas las alarmas entre unos comerciantes que han visto cómo en los últimos tiempos el número de hurtos ha aumentado de forma importante, si bien la utilización en este caso de un arma de fuego ha agravado si cabe los temores de varios negocios que suelen ser blanco habitual de los cacos.

El propio propietario del estanco atracado, Rufino Fonseca, asegura que, aunque ya había padecido una situación similar en el verano de 2007, el hecho de que esta vez hubiera más gente por la zona hace suponer la situación desesperada del delincuente. «Resulta chocante que actuase a pesar de que había mucha gente por la calle y yo estaba acompañado en el estanco por mi mujer y mi sobrino», señala Fonseca, quien se quedó perplejo cuando el atracador se despidió agradecido. «Me dio las gracias porque dijo que estaba en el paro y tenía que mantener a su familia», comenta el estanquero.

Es este detalle el que hace suponer a los comerciantes que el aumento de robos podría explicarse por la mala situación económica actual. «Aunque no sea excusa, hay gente que no tiene nada que perder y hace lo que sea», comenta la también estanquera polesa Mercedes Rodríguez, quien apunta a las carácterísticas del producto como causa de los robos en los estancos. «El tabaco es propicio para la reventa y por eso se fijan en él», opina Rodríguez.

Sin embargo, otros establecimientos de la zona dedicados a otro tipo de negocios también han sufrido robos en sus carnes y ven en el atraco un motivo más para temer. «Esto es para echarse a temblar, estamos expuestos a todo», señala Arancha Berros, camarera en una cafetería que fue asaltada por la noche hace dos semanas.

Del mismo modo, un joyero de La Pola que prefiere mantenerse en el anonimato considera que, aunque no son habituales los atracos a punta de pistola, como el ocurrido el pasado miércoles, los robos sí están al orden del día. «No sabemos qué hacer para estar seguros, para evitar los hurtos, y tenemos que llamar cada poco a la policía», manifiesta.