Candás, B. FERNÁNDEZ

«Un día vamos a tener un disgusto y la culpa será nuestra», lamenta José Manuel Muñiz, concejal de Deportes de Carreño. Desde que el campo sintético fuera inaugurado hace tres años, ya es la tercera vez que se tiene que reponer la valla que separa el recinto de la carretera general que va de Gijón hasta Luanco y atraviesa Candás. Y todo porque hay quienes quieren echar una «pachanga» los fines de semana y para ello «pasan de pedir permiso, asaltan la valla y se cuelan en el campo para jugar», explica Muñiz. «Una tontería», dice, máxime cuando el campo sintético aún está en proceso de cesión al Patronato Deportivo Municipal y no se cobran tasas por hacer uso del campo. «Bastaría con que pidieran permiso. Si no se interfiere en la actividad de los equipos federados se les daría hora», señala el edil de Deportes.

Estos asaltantes deportivos cruzan la carretera, con el consiguiente peligro, dada la velocidad con la que circulan por ahí los coches y la pendiente que impide ver su llegada. Tras abatir la valla, se ponen a jugar al fútbol.

«Ya hemos reparado varias veces la valla, pero hay adultos que siguen en las mismas», dice Muñiz. Anteriormente, el problema era también con los niños que practican deporte en el campo y que para «acortar» el camino cruzaban esa carretera. «Ese problema está siendo resuelto, gracias a la intermediación de los clubes de fútbol. Ahora el problema lo tenemos con los adultos», lamenta el edil, que espera que no suceda una desgracia.