"Parecemos hasta un país desarrollau porque tenemos la gaita". Afirmaciones como esta del personaje del "borracho" desataron las carcajadas de los asistentes, ayer, a la inauguración del XIV Mercado Clariniano de Candás, en el que la figura del escritor y su prometida Onofre y algún que otro acompañante más sirven como eje de la exposición y venta de la artesanía con sus amenas representaciones.

La banda de gaitas local fue la encargada de romper el hielo con un recorrido alrededor de los cerca de cuarenta puestos colocados en el parque de Les Conserveres, con el que aprovecharon para interpretar varias piezas y dar el pistoletazo de salida a un fin de semana cargado de actividades, que en su primera jornada ya dejó un buen sabor de boca a los asistentes.

Es el caso de la gijonesa Mari Luz Álvarez, que se mostró encantada por degustar marañuelas elaboradas al estilo tradicional y presenciar en primera persona actividades artesanales como el fundido de botellas de sidra. "La verdad es que estoy encantada porque venir aquí supone acercarse a lo que siempre tuvimos cerca y en muchas ocasiones obviamos", señaló, a la vez que consideró un acierto unir las representaciones con el mercado. "Es la fusión de la cultura y la economía clásica", añadió.

Por su parte, los artesanos mostraron su confianza en conseguir un repunte de las ventas, ya que en los últimos años no han sido ajenos a los efectos de la crisis. "Las ferias y mercados están de capa caída en los últimos años, pero tenemos fe en que estos días la gente se anime y compre bastante", apuntó la artesana local del cuero Mercedes Martín, mientras ultimaba uno de sus productos ante la expectación de los presentes.

Sin embargo, los que mejor se lo pasaron en este primer día de mercado fueron los más pequeños. Unos abarrotaron el tiovivo que uno de los feriantes hacia girar con la manivela, mientras que otros se decantaron por los juegos tradicionales, como la rana y la carrera de panoyas.

"Son juegos que no conocía, pero que me parecen muy divertidos", comento el pequeño Isaac Fernández tras participar en una carrera, aunque admitió haberse quedado con las ganas de probar suerte con el tiro de cuerda.