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Emidio Galassi o la utilidad del arte

"Lo más importante es que el espectador pueda disfrutar de la escultura", señala el maestro ceramista italiano, de visita en Siero

Emidio Galassi o la utilidad del arte

Emidio Galassi disfruta de la sobremesa, degustando el café y las palabras de sus contertulios con el mismo deleite con el que da forma a la cerámica en su estudio. El escultor está en tierras sierenses, en la casa que tienen en Caballeros sus amigos José Bolívar Cimadevilla, "Cima", y Nicole Holzenthal, y comparte mesa y conversación con, entre otros, José Ignacio Gracia Noriega.

La conversación fluye de la gastronomía al arte, y de ahí al cine. Cima habla del proyecto que tienen en marcha él y Nicole, unos retratos visuales dedicados a intelectuales y artistas. Galassi y Gracia Noriega están entre los elegidos, en una nómina de lujo que incluye también a Gustavo Bueno, Bernard-Henri Lévy o Mario Vargas Llosa, entre otros.

Galassi aprovecha una pausa para hacer un aparte con LA NUEVA ESPAÑA. Su pasión por España es lo primero que sale a colación en la conversación. "La primera vez que vine a España fue hacia 1983. Estuve en Sargadelos, en un encuentro con un grupo de escultores. Todas las noches me escapaba con Xosé Vizoso, que me hizo descubrir la queimada", relata Galassi.

Por esas fechas entró también en contacto con el ceramista asturiano Toni Soriano, con quien trabó una gran amistad y una fructífera relación de trabajo. "Mi noviazgo con Toni dura ya treinta años", comenta Galassi con humor, para acto seguido confesar que ha llegado a Caballeros a bordo del coche de Soriano, que se lo ha prestado.

Ese año de 1983 fue además el de su consagración, tras alzarse con el premio "Faenza" en el Concurso Internacional de la cerámica de arte organizado por el Museo Internacional de la Cerámica de Faenza. Ya entonces se dejaba ver su gran personalidad, que impregna además su visión del arte: "Lo más importante para mí, más allá de que al espectador le guste o no la escultura, es que pueda disfrutarla, que sea vivible", explica el artista italiano.

Esta utilidad de la escultura atraviesa toda su obra, desde las piezas más pequeñas hasta monumentos como "La città edonista", un conjunto de 40 metros de largo instalado en Faenza que incluye bancos y fuentes, o su gran escultura arquitectónica instalada en Beer Sheva, que permite al viandante introducirse en una menorá.

Esta pieza es un buen ejemplo de la obra de Galassi, que profundiza en cuestiones fundamentales pero sin renunciar a un aspecto lúdico, incluso espectacular. Para la feria de Faenza, el ceramista prepara cada año en vivo, y en plena noche, unas bolas de cerámica, con diámetros que van desde los 10 hasta los 40 centímetros, ante el público y en plena noche: "Cuando están al rojo vivo las saco del horno y las hago rodar cuesta abajo. Son auténticas bolas de fuego, muy espectacular. Y nada más que una ha llegado abajo, la gente me dice: "'Lanza otra, Emidio'", relata, con una sonrisa.

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