La pequeña Olivia Crespo Prida estaba ayer encantada en brazos de Amparo Casquero, que le daba agua en un biberón, y también disfrutaba del momento. "La cogí, y como si fuera de toda la vida", explicó la naveta, que ha participado en el programa intergeneracional puesto en marcha por la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra y la Escuela Infantil de primer ciclo de la localidad. A Amparo Casquero le hacía especial ilusión tener en brazos a un bebé porque el más joven de sus nietos ya tiene 15 años. "Claro que presta y son muy agradecidos", argumenta. Añade que es una experiencia que "rejuvence" y "se siente uno más útil". Ya lo dicen: "el cuello de la güelita, algo tien..." Se confiesa "niñera" y le "gustan más los pequeñinos".

La directora de la escuela, Aroa García, indicó que estos encuentros se han prolongado durante cuatro semanas. "Los críos esperaban por ellos todos los jueves con mucha ilusión. Empatizan enseguida, hay muy buena conexión entre ellos, y se establecen lazos muy importantes", por lo que ya piensan en repetir la experiencia en primavera.

El responsable del área de mayores de la Mancomunidad, José Antonio Labra, agrega que "con los bebés esa simbiosis es mayor todavía. Tienen un contacto más fuerte que con niños de edades más avanzadas". Labra lo achaca a que los críos perciben "esa paciencia, sosiego, tranquilidad y una mayor implicación". "Pretendemos que sea un contacto espontáneo", añadió. Además, cantaron villancicos con los profesores de la escuela de música Flavio Rodríguez y Alberto Rodríguez.