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Ciento treinta años de asilo en la Pola

La residencia Nuestra Señora de Covadonga, regentada por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y un referente para la localidad, se fundó en febrero de 1886

Religiosas, empleados y usuarios del asilo poleso, en el patio trasero del edificio. FRANCO TORRE

La residencia Nuestra Señora de Covadonga, que regentan en Pola de Siero las religiosas de la orden de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, cumple 130 años. Lo hará, exactamente, el próximo miércoles, aunque la comunidad religiosa inicia mañana los actos conmemorativos con una misa de acción de gracias, programada para las 11 horas.

La emblemática residencia se abrió en la Pola el 10 de febrero de 1886, cuando se instalaron en la localidad cinco hermanas que comenzaron a cuidar a 18 ancianos. Tal y como relata la madre superiora, sor Genoveva Ruiz, aquel primitivo asilo se edificó merced a una generosa donación del indiano Antonio Florencio Rodríguez, y su inauguración estuvo presidida por el entonces obispo de Oviedo, fray Ramón Martínez Vigil, quien ofició una misa en la iglesia parroquial en la que pronunció un memorable sermón, centrado en la caridad y en la idea de que aquello que se da a los pobres, se da a Dios.

Este primer asilo fue víctima de un pavoroso incendio en la noche del 13 al 14 de noviembre de 1965. Del fuego se salvaron, milagrosamente, los 168 residentes y el Belén bíblico que una década antes había comenzado a instalar el sacerdote Belarmino García Roza, pero el inmueble amaneció herido de muerte, con la mayor parte de sus instalaciones calcinadas.

La rehabilitación del asilo fue posible gracias a la colaboración de un célebre locutor de radio, Alberto Olivares, que en la época conducía el programa "Ustedes son formidables". El programa se emitió el 19 de noviembre, y la súplica en las ondas de Olivares y de un grupo de polesos obró un segundo milagro, que fue una masiva llegada de donaciones. Durante la emisión del programa se recaudaron nada menos que 3.551.047 pesetas para la rehabilitación del asilo. Una cantidad que suponía aproximadamente la mitad del coste total de la obra.

El asilo aún sufriría otro golpe en 1991, cuando se hundió una de sus alas. Pero nada logró parar a la institución residencial, en la que actualmente hay una docena de religiosas y una treintena de empleados que atienden a cerca de 120 ancianos, y que en estos 130 años se ha convertido en un referente para la localidad.

Con el aniversario en el horizonte más cercano, la madre superiora de la congregación polesa reivindica los vínculos de la comunidad religiosa con la localidad. "Ojalá que la celebración de estos 130 años de vida sea un momento para dar gracias a Dios por todo el bien que nos ha hecho y un recordatorio a todos los polesos de que esta residencia de Nuestra Señora de Covadonga no es sólamente una residencia de la tercera edad, sino un hogar, una familia en la que nunca han de faltar el amor, la ternura y la entrega generosa de quienes hemos querido dejar todo lo nuestro y ponernos al servicio de aquellos a los que el Señor ha puesto en nuestro camino", afirma.

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