Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vista general de la localidad de Villabona, cuyo nombre los vecinos quieren desvincular del centro penitenciario.MANUEL NOVAL MORO

"Cambiar el nombre a la cárcel sólo requiere voluntad política", aseguran los abogados

El asesor del Ayuntamiento afirma que modificar la denominación de Villabona no conlleva impedimentos jurídicos ni burocráticos

No existe ningún impedimento jurídico ni burocrático para cambiar el nombre del Centro Penitenciario de Villabona por otro en el que no aparezca el nombre del pueblo. Así lo asegura Gerardo de la Iglesia, el abogado que asesora en los últimos años al Ayuntamiento de Llanera. A su juicio, no es tan difícil acabar con la asociación entre la cárcel y la localidad de la parroquia de Villardeveyo, tal y como reclaman los vecinos: "Es un problema lisa y llanamente de voluntad política". Una voluntad en manos de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Justicia.

Desde que en 2008 se produjera una primera campaña para desligar la denominación de pueblo y centro penitenciario, en numerosas instancias se aseguraba que el cambio iba a entrañar muchas dificultades, que llevarlo a cabo sería poco menos que imposible. Con esa perspectiva tan poco halagüeña, la iniciativa terminó por desinflarse y los vecinos desistieron. Pero ahora la nueva asociación vecinal de Villardeveyo, presidida por Rosa Muñiz, ha decidido rescatar del olvido la reivindicación y pedir un esfuerzo por más que parezca complicado.

El letrado, en cambio, sostiene que no hay tal impedimento. "No es difícil, por mucho que se haya dicho; solo hay que cambiarlo, y punto".

Sí sería enrevesado, asegura, cambiar el nombre del pueblo. "Eso sí sería muy complicado, porque está muy limitado por las leyes, pero el nombre de un establecimiento se puede cambiar muy fácilmente". Algún vecino había propuesto, medio en serio medio en broma, que ya que nadie quería cambiarle el nombre al centro penitenciario mejor se cambiaba el nombre al pueblo. Pues bien, este extremo, contra lo que se pensaba, es bastante más difícil que cambiar que el de la cárcel.

El jurista contradice con contundencia los argumentos que se han venido dando en contra del cambio de denominación, que apuntaban a que éste exigía un esfuerzo demasiado grande para llevarlo a cabo. Y por más que en los últimos años, ante los intentos vecinales y municipales, haya aparecido este argumento, De la Iglesia dice que no se sostiene.

"Otra cosa es que el nuevo nombre cale o no cale entre la gente, pero el cambio no tiene ninguna complicación", insiste.

Para el abogado, "con cambiar la denominación, poner los letreros correspondientes y empezar a escribir en los documentos oficiales que tal persona ha ingresado en el establecimiento penitenciario con tal nombre, sea cual sea el que pongan, ya está hecho".

Evidentemente, hay que hacer un esfuerzo para empezar a usar el nuevo nombre, pero la dificultad no va más allá.

De la Iglesia dice que es todo cuestión de pedir audiencia con el director general de Instituciones Penitenciarias y hacerle partícipe de la causa. Porque este cargo tendría la potestad para hacer el cambio sin problemas.

Otra cuestión es qué nombre se le pone al centro penitenciario. Los vecinos apuntaban la posibilidad de llamarlo Centro Penitenciario de Asturias, pero hay quien dice que un nombre tan genérico no ayudaría a desterrar el arraigo que ya tiene el de Villabona entre la población de toda Asturias.

Otra opción que se ha barajado es el de llamarla como su ubicación geográfica real, La Llaniza. Este nombre tendría la ventaja de su concreción. La gente podría referirse desde entonces al centro de La Llaniza, y por otra parte no perjudicaría a nadie, ya que en la Llaniza no hay viviendas. Solo el centro penitenciario está habitado en esa ubicación.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.