El tomate vuelve a protagonizar la oferta del mercado poleso. Tras una primera ventana de explotación en primavera, la popular solanácea, imprescindible en todas las mesas y en infinidad de platos, prolifera de nuevo en los aledaños de la plaza cubierta de Pola de Siero, donde se instalan los puestos de excedentes de la huerta, para deleite de los consumidores.

El puesto de Celsa Villabona es uno de los mejor surtidos de tomate de todo el mercado. "Son unos tomates hermosos y sabrosos, de Caldones", afirma la productora, cuya finca se sitúa precisamente en el núcleo gijonés. A lo largo de la mañana, numerosos clientes pasan por su puesto para adquirir los tomates que darán sabor a sus ensaladas y nutrirán el salmorejo de aquellos que sepan prepararlo.

"Lo más importante de los tomates es que estén duros, que sean carnosos y que no tengan semillas", precisa Villabona, que lleva toda la vida cultivando este delicioso producto. De hecho, su presencia en el mercado poleso, el único al que acude, se prolonga desde hace 33 años.

Volviendo al tomate, la productora precisa que se trata de un cultivo que da mucho trabajo, aunque el resultado merece la pena. "Requiere de muchos cuidados, hay que regarlo y podarlo, y también se le debe guiar para que crezca bien", explica.

En lo referente a su período de cultivo, se prolonga durante tres meses, en los que precisa de unas condiciones particulares de sol y humedad para que pueda alcanzar todo su potencial. "Hemos tenido una buena cosecha y justo ahora estoy plantando. Pero con este clima tropical, con este sol y este calor que tenemos, no sé yo cómo irá", sostiene la productora gijonesa.

En su huerta, en todo caso, no sólo hay tomates. Unas hermosas lechugas descansan en la caja de al lado, invitando al cliente a comprarlas para acompañar a sus rojos amantes en una refrescante ensalada. "Mira qué tamaño tienen las lechugas, qué hermosas están", exclama Celsa Villabona, exhibiendo los que quizás sean los dos productos estrella de su puesto en el mercado poleso para estos meses de verano.

Así lo perciben, al menos, los clientes, que van a tiro fijo al puesto de la productora de Caldones, a la caza de los tomates y las lechugas. Y es que los productos de Celsa Villabona han alcanzado merecida fama entre los habituales del mercado poleso, que saben del cuidado que pone en su labor y son conscientes, además, de que su puesto está lo suficientemente surtido como para cubrir la demanda.