"Si queremos convertir el Valle del Trubia formado por los municipios de Santo Adriano, Quirós, Proaza y Teverga en uno de los parajes más bellos y prósperos de la región (?) tenemos que ser conscientes de los innumerables problemas que existen?".
De esta formaba comenzaba un artículo de este cronista publicado en LA NUEVA ESPAÑA en el mes de septiembre de 1976 aludiendo a las múltiples dificultades con las que se enfrentaban los cuatro concejos: mantenimiento de la minería -como riqueza de toda la comarca-, vías de comunicación, traídas de agua, saneamientos, luz eléctrica, recogida de basura, complejos deportivos y piscinas, impulso a la ganadería, promoción turística, residencias de ancianos y el día a día de los temas municipales. Así se daba a conocer por vez primera el nombre de una demarcación territorial constituida por los cuatro municipios bañados por el río Trubia y sus dos cursos de agua más importantes: el río Quirós y el río Teverga.
La idea hacía ya algún tiempo que rondaba en la pluma, con el deseo de vincular una depresión geográfica en una unidad territorial con proyectos afines en la que pudieran participar conjuntamente los ayuntamientos como un destino turístico y beneficiarse de las ayudas y planes de la Diputación provincial y de las entonces Delegaciones del Gobierno central, así como del IRYDA (Instituto Rural y Desarrollo Agrario), el ICONA y sobre todo HUNOSA, a la cual pretendió adherirse la empresa tevergana HULLASA sin conseguirlo a pesar de la dura e injusta pelea.
Comunicada la idea al periodista Faustino F. Álvarez, coordinador de los "corresponsales de prensa" entre los que me encontraba, la sometimos al criterio del entonces director de nuestro periódico, Alfonso Calviño, quien la aceptó por su interés y de forma subjetiva por los vínculos que su padre había tenido como delegado de una entidad bancaria en Quirós y Teverga.
Pronto nos dimos cuenta de que el Valle del Trubia afectaba sólo a los municipios de Santo Adriano y Proaza hasta el pueblo de Caranga de Abajo donde la depresión fluvial se bifurcaba hacia las tierras de Bernardo de Quirós y del territorio tevergano. El dilema se resolvió con la facilidad de poner el nombre en plural.
Por aquellos primeros días las noticias en primera eran que Suárez estaba optimista sobre el cambio y se reunía con Tierno Galván; "Tazones: tres desaparecidos en el mar"; "Una de cal y otra de arena" en el fútbol de los equipos asturianos al ser derrotado el Oviedo en Pontevedra y la goleada del Sporting al Levante por (4-0); "Nace UCA (Unión de Campesinos Asturianos)"; "Los silicóticos rechazan en asamblea una propuesta de Hunosa" y "Un piloto soviético pide asilo político en Japón con su "Mig-25", el avión más rápido del mundo".
En los años ochenta y con las nuevas corporaciones municipales democráticas, los Valles del Trubia tomaron una nueva dimensión y se ampliaron horizontes y perspectivas. El Presidente del Principado, Pedro de Silva, puso en marcha la mancomunidad de servicios que afectaba a los cuatro municipios y a raíz de esta iniciativa se crearon en la comarca talleres de empleo, se potenció y promocionó el sector turístico con las casas rurales de Llanuces y otros lugares del territorio y de manera conjunta los municipios de los Valles del Trubia acudieron de manera conjunta a Fitur para promocionar el turismo.
Hoy, gracias a aquellas campañas divulgativas y a los trabajos realizados en el sector turístico, los Valles del Trubia disponen de una importante oferta hotelera, restauradora y de turismo activo que se extiende por los cuatro municipios.
Durante estos cuarenta años, también, como en la vida misma, hubo una de cal y otra de arena. Entre los proyectos e iniciativas favorables se encuentran: el eje vial Trubia-Bárzana-San Martín con el recuerdo imborrable de Amalia, la Molinera de Las Ventas, como un verdadero semáforo humano; la Senda del Oso y el complejo de Buyera con el cercado de los osos; el Museo etnográfico de Quirós y el complejo acuático de Valdemurio; el Parque de la Prehistoria, en Teverga; la electrificación rural y antenas de comunicación; traídas de agua, saneamientos y recogidas de basuras y sólidos; distintas obras municipales y mancomunadas; la restauración de la Colegiata de San Pedro y otros templos de la comarca; la creación de asociaciones y cooperativas de ganaderos; asociaciones y colectivos hosteleros; asociaciones vecinales, culturales y de la tercera edad, grupos folclóricos; la implicación vecinal en temas solidarios y culturales, así como la declaración de "Pueblo ejemplar de Asturias" para la comunidad vecinal tevergana; la creación, promoción e impulso del turismo rural, feriales y polígonos industriales y residencias de ancianos, entre otros.
La parte negativa comienza con el cierre de HULLASA y otras explotaciones (Bienvenida, Ventana, Minas Somiedo, yacimientos carboneros en Quirós) con más de seiscientos puestos de trabajo y la deshonra que hizo a esta comarca el empresario leonés Victorino Alonso. Pero sobre todo, lo negativo ha sido el despoblamiento incansable e imparable de este bello territorio para el que no hubo, en su día, un verdadero plan y horizontes con el fin fijar el vecindario y dar a los jóvenes una nueva salida.
También se considera que la desaparición de la Mancomunidad de servicios de los cuatro concejos y la falta de seguimiento de los planes europeos para jóvenes hayan sido medidas acertadas entre otros desatinos municipales entre los que destacan los urbanísticos.
Hoy, la unidad geográfica de los Valles del Trubia, también denominada los Valles del Oso, es uno de los más importantes destinos turísticos de la región a tenor de los miles de turistas que nos visitaron este verano. Hay en el horizonte -a pesar de las contrariedades, el abandono y crisis en valores humanos y económicos- una mirada de esperanza y un futuro al que, entre todos, sabremos hacer frente con ilusión.