El cura Ignacio Gallo, párroco de Lugo de Llanera, ofició ayer una misa singular en Robledo. Y no porque el sacerdote se saltase la tradición, sino porque entre su poblado auditorio, organizado en la carpa de la fiesta, había perros, gatos y hasta caballos. Como marca la tradición en la localidad llanerense, el domingo de San Antón los vecinos acuden al oficio acompañados de sus animales para recibir bendición divina, un hábito "muy arraigado entre los vecinos" que ha cambiado con los años, ya que "antes se solía traer ganado y ahora se viene con mascotas".

"Es una tradición del pueblo a la que venimos siempre, aunque es la primera vez que traemos animales para que nos los bendigan", aseguraron Bruno Rubio y Mateo Argüelles, dos primos de 9 y 8 años respectivamente, que ofrecieron a "Chispa" y "Thor", dos cachorros "con sólo cinco meses" para recibir el agua bendita.

"Carla" y "Pelayín", los perros de Rebeca González y Omar García también fueron bendecidos por primera vez. "Venimos todos los años, es una tradición del pueblo, pero es la primera vez que lo hacemos con bichos", aseguró García, de Villabona. "Es un exorcismo para ver si se tranquilizan, pero parece que no funciona", apuntó entre risas González, tras los persistentes ladridos de "Carla".

Sergio Ruiz y Helena Pérez, naturales de Avilés aunque con vínculos a la localidad llanerense, también acudieron por primera vez a consagrar a su mascota. "Más que nada lo traemos por la tradición, porque es algo que se hizo y se escuchó toda la vida", expresó él. "El perro flipó cuando el cura le echó el agua. Si pudieran hablar...", anotó Pérez.

Además, tras la bendición se celebró una procesión con la imagen de San Antón. Media hora antes de la misa, el grupo La Fonte la Faya, de Luarca, amenizó el vermú con música y bailes autóctonos "en una de las mejores fiestas del concejo, a la que no puede faltar un llanerense que se precie".