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Spaggiari: "Hay que innovar continuamente"

"Propongo trabajos mentales, que los niños vivan la experiencia", dice la monitora del Museo Antón, que se retira

Carla Spaggiari se jubila. La monitora de mil y un talleres para niños en el Museo Antón cargados de creatividad e imaginación ha decidido que ha llegado el momento de retirarse, tras doce años en la villa marinera. Jamás ha repetido un cursillo con los niños de los colegios del concejo, lo que le ha llevado a tener un enorme vínculo con los pequeños y con sus padres.

"Hay que innovar continuamente partiendo de la realidad a través del arte y con creatividad, partir del arte como una experiencia", afirma esta pedagoga que rechaza profundamente la palabra "manualidades" para referirse a los talleres que ha promovido con seiscientos niños al año. "Propongo trabajos mentales, que los pequeños vivan la experiencia y partiendo de materiales y siempre enraizados en el territorio, como Antón, que hizo de su autobiografía la historia de su pueblo", detalla la pedagoga, que llegó a Gijón hace dos décadas y comenzó desarrollando actividades extraescolares en centros educativos de Laviada y de Begoña.

Le gustan los niños y su imaginación. Psicopedagoga de carrera, Spaggiari siempre mostró apego por el arte y las técnicas artísticas. Es más, se enamoró de un ceramista gijonés, Toni Soriano, que es profesor en la Universidad Popular de Gijón y por él, reconoce, se vino a vivir a Asturias. Su vinculación con Candás le vino años después de su estancia en la capital del Piles: una artista alemana, Crista Beisell, que había expuesto en el Museo Antón. "Me presentó a Dolores Villameriel -directora del Museo Antón-, mujer a la que le tengo que estar muy agradecida por dejarme hacer este trabajo", señala Spaggiari, quien considera que la persona que le sustituya a partir del próximo verano "lo hará bien". "Nadie es imprescindible", apostilla.

Por momentos, Spaggiari habla de su ciudad natal, Reggio Emilia, ubicada entre Parma y Bolonia, y la referencia viene al caso para explicar su amor por el arte y la educación. Su pueblo es conocido por desarrollar proyectos pedagógicos como el de Loris Malaguzzi, un hombre que le dio un enfoque creativo a la enseñanza. "En sus proyectos, los niños lo detallaban todo, solo se les daba el soporte", explica. Eso es algo similar a lo que la monitora del Antón realiza con los pequeños en los talleres. Les da unas pautas, les propone un tema y el resto, lo controlan los críos, que a través de su imaginación generan universos casi incomprensibles para los adultos.

Pese a llevar veintidós años en Asturias, mantiene su acento italiano porque, dice, sigue hablando a diario con su compañero. A partir de ahora, lo cuidará mucho más. "Voy a Italia tres o cuatro veces al año, pero ahora pasaré temporadas más largas para cuidar a mi madre, que tiene 92 años", expresa. Su madre se llama Santina Guidetti.

"Es un nuevo proyecto", bromea la monitora que no tiene ninguna duda que seguirá visitando Candás después de su jubilación, aunque no tan a menudo como ahora. "Toni y yo tenemos muchos amigos aquí, es más él vivió aquí durante dos o tres años", destaca la pedagoga, monitora y artista, que ha dejado huella en el Museo Antón con su sonrisa y con su dulce manera de hacer volar la imaginación de los más pequeños.

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